M. del Monte-Cuenteme usted su boda
Señora- ¿Mi boda hija? Pues mira, tenía yo 21 años. Mi suegra que me quería mucho mandó que me hicieran un vestidito negro porque yo estaba de luto por mi padre y un día de frio invierno a las ocho de la mañana sacamos a un padrino resfriado de la cama y nos casamos
M. del Monte- Pero cuenteme usted la noche de bodas.
Señora- ¿Ah eso? Tu quieres ir al lío, eh. No teníamos dinero y nos fuimos en un tren de aquellos de madera a Cádiz. Antes recogimos las 2.500 ptas que daba Franco por matrimonio y en Cádiz alquilamos una habitación.
M. del Monte- Se me pasa el programa y no llegamos al asunto
Señora- Ja, ja, hija. En la habitación nos pusieron una tabla de madera que nos separaba del vecino, pero que no impedía que resultara un cuarto múltiple. Mi marido lo intentó hija, si el intentó clavar la alcayata,mientras el vecino tosía de tal modo que parecía que se le iban a salir los pulmones por la boca, pero a el le gustaba el vinillo y se había tomado algún vasito. Lo intentó hija, si, pero la punta estaba torcida...
Al día siguiente cuando me levanté no había ni una palangana para lavarme la cara
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