viernes, 27 de marzo de 2020

PAOLO UCELLO


Paolo di Dono nació en Florencia en 1397, hijo de Dono di Paolo y de Antonia di Giovanni Castello di Beccuto. Su padre era barbero y cirujano. Aunque no se sabe casi nada de su familia, se supone que debían ser ricos porque sabemos que Paolo, de niño, estaba en el taller de Ghiberti, entre los jóvenes que se ocupaban del bruñido de la primera puerta del Baptisterio.


 En aquel grupo se encontraba tambien Donatello, y entre ellos nació una amistad que duraría toda la vida, a pesar que el gran escultor conoció honores y fama más altos que los del pintor.
 El aprendizaje con Giberti dejó huellas profundas en Paolo, tanto que ciertas soluciones de la perspectiva vendrían precisamente de las adoptadas por el escultor y orfebre en las puertas, especialmente en  las del Este o del Paraiso.
 En 1416 aparece inscrito en el arte de los médicos y de los boticarios, y dedicado a la pintura, como confirma su posterior entrada en la Compagnia di San Luca. En 1425 aparece en el padrón de Santa Maria Novella, es decir, como habitante de dicho barrio.
 Existen escasos documentos que certifiquen sus obras de este primer periodo. De 1425 a 1430 existen pruebas documentales de que Ucello vivió en Venecia, donde preparó unos cartones para los mosaicos de la Basílica de San Marcos.
 De nuevo en Florencia  buscó trabajo y en 1236 le confiaron el fresco  con el Monumento ecuestre a Giovanni Acuto y en 1445  realizó los cartones para las vidrieras de la cúpula y para la decoración del gran reloj de la catedral.
 Despues partió hacia Padua, donde trabajó con Donatello en la decoración de la basílica y en el friso de de "Los gigantes" del palacio Vitallani

En 1446, de nuevo en Florencia, ya con taller en la plaza San Giovanni,  se casó cuatro años despues con Tommasa di Benedetto Malfici.  Se dedicaba a baúles, cartones, techos y a su principal obsesión, la investigación de la perspectiva.

Vivía humildemente, pero la verdadera pobreza que sentía era, probablemente, la que sentía en su interior, seguro de no tener un sitio  en los acontecimientos artísticos de la ciudad

lunes, 23 de marzo de 2020

Anders Zorn

(Utmeland, 1860-­Mora, 1920). Pintor sueco. Hijo natural de una campesina sueca y un cervecero alemán, Zorn creció en un medio rural, en la Dalecarlia sueca, y se formó durante dos años -estudiando primero escultura y después pintura a la acuarela- en la Academia de Bellas Artes de Estocolmo. 

En 1881 abandonó Suecia y viajó a Londres, París y España, iniciando una vida viajera y cosmopolita durante la que obtendría incontables triunfos, especialmente en el campo del retrato, en toda Europa y Estados Unidos. 

Cultivó asimismo las escenas de género y la pintura de desnudos femeninos. Influido, en lo que se refiere a la pintura al óleo que solo comenzó a cultivar bien avanzada la década de 1880, por Whistler, Sargent y Albert Besnard, su obra se encuadra entre la de los pintores luministas del cambio de siglo (el danés Peder ­Severin Kröyer, el noruego Fritz Thaulow, el español Joaquín Sorolla, etc.), todos ellos admiradores de Velázquez e influidos por él, en mayor o menor medida, desde el punto de vista técnico, en algún momento de sus carreras. 

Zorn viajó a España por primera vez, en compañía del también pintor Ernst Josephson, a mediados de septiembre de 1881, pasando entonces dos semanas en Madrid y varios meses -hasta febrero de 1882- en Sevilla y Cádiz. Aunque visitaron entonces el Museo del Prado y Josephson era ya un admirador de Velázquez, Zorn, según confesión propia, no «descubriría» real­mente al sevillano hasta el año siguiente, cuando vio en Roma el Inocencio X. Después volvería a Madrid en 1884, llamado por el embajador sueco para hacer retratos a la acuarela de personajes de la alta sociedad, y debió de estudiar ya más a fondo las obras del Prado. 

Es entonces cuando el conde Morphy, secretario privado de Alfonso XII, le encargó el Retrato de Cristina Morphy que fue legado por la condesa viuda al Museo del Prado en 1935, una acuarela que fue presentada en la Exposición Nacional de Bellas Artes en 1884. Al menos otro de sus seis viajes posteriores a España -una ­estancia de una semana en 1900- lo hizo, según le escribió a su mujer, ­porque echaba de menos a Velázquez. Joaquín Sorolla, amigo suyo desde que ambos se encontraron en París en 1906, establecería una sutil relación entre su pintura y la del maestro sevillano: «Parece que [Zorn] dibuja de dentro a afuera; que no busca nunca el contorno o silueta, y, desde luego, puede afirmarse que jamás hace nada fragmentado; no inventa; todo, como nuestro gran Velázquez en sus Meninas, lo tiene junto y lo pinta a la vez». 

Llegó a ser miembro de la Berliner ­Secession y, después de su muerte, su casa natal se convirtió en un museo dedicado a su vida y obra. Coleccionista desde que sus ingresos se lo permitieron, Zorn adquirió varias obras de escuela española que pueden contemplarse en dicho museo y entre las que se hallan, además de San Bartolomé y La Magdalena ­(ambas tablas del siglo xv), Lágrimas de san Pedro, de la escuela del Greco, Hombre con una copa de vino (versión, del taller o escuela de Velázquez, de El geógrafo del Musée des Beaux-Arts de Rouen, que él adquirió en ­Múnich en 1912 creyendo que era original) y Aparición del Niño Jesús a san Antonio de Padua, firmada y fechada «Jusepe Ribera F. 1647», pero considerada generalmente obra de taller.

MUSEO NACIONAL DEL PRADO

lunes, 16 de marzo de 2020

August Malmström



Johan August Malmström  1829 - 1901) fue un pintor sueco nacido en Nubbekullen
Fue ilustrador y trabajó para varios periódicos y editoriales de libros. Además diseñó muebles, dibujante  y diseñador de porcelana. 

 Sus padres tenían una granja y el y su hermano ayudaban con la agricultura. Desde niño mostró mucho interés por el dibujo y la pintura y debido a una lesión en su mano derecha lo eximieron del trabajo duro y pudo dedicarse al arte.


  Sus padres reconocieron su talento y vendieron su único buey para financiar sus estudios en Estocolmo, donde solicitó ser aceptado en la Real Academia de Bellas Artes. 
Logró ser aceptado con la ayuda del pintor Nils Anderson. Muchos estudiantes consideraban que la formación en la Academia era deficiente y la abandonaban para irse a Düsseldorf. Malmström siguió el mismo camino en 1856.

En 1857, Malmström viajó junto con Marten Eskil Winge, ambos becados, a París. Despues de dos años, ambos viajaron a Italia y Malmström regresó a París en 1860. En el verano de 1863, Malmström salió de París para una nueva visita a Italia para estudiar.


Su avance artístico se produjo en enero de 1864 después de su regreso a Suecia. En 1866, exhibió cinco obras en la Exposición Industrial de Estocolmo y entro como aprendiz en 
 la Real Academia Sueca de Arte de Estocolmo. Posteriormente, fue nombrado profesor de la Real Academia de Artes de Suecia en 1867, donde enseñó hasta 1894. También  desempeñó el cargo de  gerente de la misma institución desde 1887 hasta 1893.