martes, 19 de febrero de 2008

LOS MIEDOS


A medida que crecemos los miedos que sentimos varían

El miedo es una emoción que aparece en nosotros desde el momento en el que nacemos, a la vez que se activa en nosotros el espíritu de supervivencia. Puede variar desde una ligera aprensión hasta el terror intenso.
Esta emoción no siempre es la misma en todas las personas ni en todas las edades, se moldea con la cultura, la educación y el medio ambiente y es la causante de la supervivencia de la especie, gracias al miedo podemos reconocer situaciones que nos ponen en peligro.
De igual modo que las necesidades y los objetivos de los seres humanos van cambiando, así lo hace el sentimiento del miedo, por tanto, no tenemos los mismos temores a los diez años que a los setenta.
Se podría establecer una clasificación de los aspectos que más temor causan a los adultos, en primer lugar la situación laboral y económica nos puede generar inseguridad y miedo al fracaso; en segundo lugar la salud, tanto física como mental a la que le sigue el aspecto afectivo-social en el que tememos la pérdida de una persona querida o el rechazo de las personas que nos rodean, familiares y amigos. Y, por último nos encontramos con el aspecto afectivo-erótico en el que nos da miedo no saber responder a las necesidades, tanto sexuales como sentimentales, de la pareja.
Nuestro cuerpo reacciona al miedo y sufre cambios a nivel físico y hormonal: el corazón palpita más fuerte, nos sudan las manos y producimos adrenalina, pero también nos afecta a nivel mental, el miedo nos paraliza y en muchos casos, una conducta continuada de miedo, nos deprime puesto que nos incapacita para realizar aquellas actividades que en las que participábamos habitualmente.
Las manifestaciones del miedo son tan variadas como lo son las personas que lo padecen, así, en la infancia nuestro temor se pone de manifiesto en forma de trastornos alimentarios, falta de concentración, dificultades de aprendizaje, insomnio, comerse las uñas, o incluso, náuseas. “Este es el periodo en el que el niño más necesita de nuestro apoyo pero sin llegar a la sobreprotección”, comenta Sagrario Butragueño, psicóloga especialista en Ansiedad del centro Psicólogos S.M. de Vigo.
En la adolescencia, sentirse aceptado por los amigos es una necesidad que sienten muchos jóvenes, los cuales, comienzan a sentir inseguridad si ven rechazo en su grupo social o miedo a enfrentarse a las responsabilidades de su futura vida adulta.
A partir de los 30 años comienzan a surgir inseguridades en lo relacionado con lo económico y afectivo. En esta etapa se anhelan muchas cosas, conseguir una estabilidad sentimental, un mejor sueldo, tener hijos, etc. Es, en esta etapa cuando surgen los miedos a situaciones concretas: volar, espacios cerrados, accidentes de tráfico, las alturas….y en el aspecto sexual, nos da miedo no satisfacer a nuestra pareja, que se agote el deseo o simplemente que nos deje por otro/a.
Los miedos que acompañan a la vejez se centran más en el plano de la salud; aparecen los miedos a padecer enfermedades graves, incurables, a no poder defenderse, a la soledad, a perder a la pareja que nos ha acompañado durante toda nuestra vida….
La experta afirma que en esta edad se es muy vulnerable a sufrir un trastorno de depresión, “el bienestar físico va disminuyendo, lo cual, genera miedo a sentir dolor y no poder superarlo. A su vez, las pérdidas de los seres queridos minan cada vez más a la persona y la introduce en un estado de decaimiento anímico importante”.
Por todo ello, Sagrario, nos aconseja que debemos ser conscientes de que convivimos con el miedo y que sentirlo es algo normal. Somos vulnerables y frágiles.
“Reconocer que tenemos miedo es el primer paso para superarlo, posteriormente hay que analizar a qué tememos y una vez detectado solo queda ponerle fín”, comenta la especialista.
Desde Psicólogos S.M. contamos con un equipo de profesionales que te ayudarán a manejar esas situaciones de miedo incontrolable al igual que sus consecuencias.
Si tu miedo te incapacita, no lo dudes y ponle solución, vivir con miedo es vivir a medias

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