viernes, 14 de agosto de 2009

LOS VIGUESES INVADIDOS POR TROPAS DE LA OTAN







El comandante de la flotilla de la OTAN pide perdón por la «invasión» de Samil



Eran las cuatro de la tarde. Tarde tranquila y calurosa en Vigo. La gente aprovechaba los rayos de sol para disfrutar en una de las playas más populares de la ciudad, Samil. Pero lo que no sabían los bañistas es que iban a tener compañía durante unas horas. En el agua ya se ven dos embarcaciones. El espectáculo está a punto de comenzar...


Los soldados, pertenecientes a una flotilla de la OTAN, introdujeron sus embarcaciones en la zona reservada para bañistas. La polémica estaba más asegurada. ¿Serían los bañistas testigos de un conflicto diplomático?


Además de estar muy cerca de la orilla, también fueron hasta las rocas para sentir el tacto de las piedras... Sólo les faltó dedicarse a marisquear para meterse en más líos...


Los bañistas avisaron a la Policía Local de lo qué estaba sucediendo en la zona balizada de la playa de Samil. El problema es que los dieciséis "gambiteros" hicieron caso omiso de la autoridad y seguían a lo suyo: jugando en el agua con su moto y sus zodiacs.


Las piruetas que realizaron en la zona balizada provocó que algunos de sus ocupantes se cayesen por la borda.


Las embarcaciones ya se encontraban en los arenales de Samil. Era el momento de saber a qué se debían esas maniobras tan peligrosas.


Los dieciséis componentes de la flotilla de la OTAN que hizo la parada en Vigo eligió la peor manera de pasar su día libre. Su destino es Nueva York. Esperemos que no hagan nada en la isla de Manhattan...


Las embarcaciones partían de la orilla ante la mirada atónita de un buen número de bañistas, alarmados por lo que acababan de vivir.



Una anécdota que quedará en el recuerdo no sólo de estos bañistas, sino de todos los vigueses. Un incidente muy extraño que le ha podido costar muy caro, en muchos sentidos, a los militares que se "montaron" su fiesta particular en las aguas de la playa de Samil.


La gente que tenía previsto disfrutar de una cálida tarde de verano se vio metida en un posible conflicto diplomático. Estos militares estropearon la tarde a todos aquellos bañistas que se encontraban en la zona "conquistada" por esta flotilla de la OTAN.


Una de las últimas instántaneas que se pudieron ver en Samil la tarde del miércoles 12 de agosto de 2009. Para los militares lo peor acababa de comenzar, pues en sus barcos se les iba a tomar declaración de lo sucedido durante esas tres horas.


Después de 180 minutos, los bañistas podían disfrutar, tranquilamente, de la playa de Samil.


Como vemos en la imagen, algunas personas ya se olvidaban de las altas temperaturas que había en la ciudad bañándose en las aguas de Samil, una playa que vivió un extraño incidente que pasará a la historia de la ciudad. La realidad, en ocasiones, supera la ficción. Sin ningún tipo de duda...


La Guardia Civil del Mar llegó para conducir a los soldados de la flotilla hasta sus barcos.


Los vikingos nos invaden otra vez
Ánxel Vence

Los vikingos que hace diez siglos solían invadir las costas de Galicia por la puerta de Catoira han vuelto a hacer ahora lo propio en la playa de Samil, pobladísimo arenal urbanizado por el Concello de Vigo para atraer a orensanos y portugueses. Lo que nadie esperaba es que también sirviese de reclamo para los nórdicos, como ocurrió el pasado miércoles.
Tripulantes de una flotilla de la OTAN comandada por Dinamarca hicieron, en efecto, un amago de desembarco en Samil con grave sobresalto para los bañistas que aprovechaban estos primeros días del verano gallego. No se trataba de invasión alguna, por supuesto. Las circunstancias invitan a pensar más bien que la flotilla de la Alianza Atlántica sufrió un desvío de su rumbo debido –probablemente- a la ingestión de albariño, ribeiro y demás gloriosos caldos del país. Así cualquiera pierde el norte.
Afectadas quizá por un exceso de celo patriótico, las autoridades viguesas planean quejarse a las de Dinamarca por esta intrusión en sus aguas territoriales; pero tampoco hay que tomarse las cosas por la tremenda. Después de todo, Galicia es un país de carácter tolerante y conciliador que aún hoy sigue celebrando las antiguas irrupciones de los vikingos en este reino. Lo hace, como el informado lector bien sabrá, con una ya famosa Romería Vikinga en la que cada año se representan más o menos por estas fechas aquellos combates entre nórdicos y suevos (o lo que fuesen). Unos encarnan el papel de vikingos –con drakar incluido- y los otros el de nativos gallegos de la época. Lo más interesante, sin embargo, es que la batalla acaba siempre de amistosa manera. Asaltantes e invadidos se reconcilian y confraternizan alegremente, unidos ambos bandos combatientes por la común (y en general masiva) ingestión de vino del país.
La historia, acaso trufada de leyenda, declara que los vikingos normandos merodeaban en el siglo noveno por las inmediaciones de la ría de Arousa a la búsqueda de una vía de acceso a Jacobsland: la tierra del Apóstol Jacobo –o Santiago- que ya entonces era templo famoso y codiciado por sus riquezas.
Para defender la tumba del Apóstol de tales agravios, el rey astur Alfonso III ordenó edificar una imponente fortaleza en Catoira –la puerta de acceso a Galicia- de la que aún se conservan dos de las siete torres originales. Las fortificaciones serían ampliadas posteriormente por el arzobispo Gelmírez, rey gallego en la práctica, aunque –visto lo que pasó en siglos posteriores- seguramente hubiera sido más útil dejar que aquellos bárbaros del norte se asentasen por aquí. Si tal hubiese ocurrido, los gallegos seríamos hoy altos y rubios como la cerveza, además de disfrutar de la prosperidad y la vasta protección social de los países escandinavos. Pero eso es ya historia.
Algo tardíamente, los vikingos vuelven estos días a las tierras de Galicia que tanto atraían a sus remotos antepasados. Han pasado los siglos, pero las costumbres siguen siendo en apariencia las mismas. De hecho, el vino, la cerveza y otros líquidos exaltadores del ánimo bien pudieran ser la causa de la extraña aventura que un grupo de marinos de la OTAN comandados por un vikingo ha protagonizado en la generalmente apacible playa viguesa de Samil.
El episodio no pasará a la historia de la ría de Vigo, famosa por batallas tan notables como la de Rande; pero al menos sirve para proporcionarnos alguna distracción en estos días de galbana estival que el calor ha traído por fin a Galicia.
Por si no fuera bastante con una romería vikinga como la tradicional de Catoira, este año hemos tenido dos: y eso siempre es de agradecer en tiempos de crisis y merma del turismo. Antes que quejarse a la Embajada de Dinamarca, el ayuntamiento bien podría aprovechar este lance para instituir anualmente la Fiesta del Desembarco Vikingo en Samil. Todo sea por la pasta.
anxel@arrakis.es

COMENTARIOS

Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "LOS VIGUESES INVADIDOS POR TROPAS DE LA OTAN":

¿Nuevos "Gibraltares"?



Publicado por Anónimo para lembranzas a las 16 de agosto de 2009 11:26



Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "LOS VIGUESES INVADIDOS POR TROPAS DE LA OTAN":

Acertada intervención de la Benemérita



Publicado por Anónimo para lembranzas a las 16 de agosto de 2009 11:25


MI COMENTARIO- Mi entrada pretende ser "Jocosa" como tambien lo es el artículo de Anxel Vence. El hecho ha sucedido- unos militares, muy jóvenes, integrantes de tropas de la OTAN, llegaron a Vigo.....

CIRCUNSTANCIAS:

Día de calor, buenos vinos, blancos y tintos, cerveza y otros alcoholes a buen precio para ellos

CONSECUENCIA:

JUERGA y .......... ¿Por que no en SAMIL?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Acertada intervención de la Benemérita

Anónimo dijo...

¿Nuevos "Gibraltares"?