LOS VIAJES AL MAR DE VIGO

Desde la solana de la casa montañesa, abierta frente a la robleda, ya solo de hojas secas vestida- el único verde el de la hiedra- ¿quién pone ahora a mi memoria a viajar el mar de Vigo? ¿Podría acaso poner en el aire, en lugar del cuervo que vuela en las sementeras, la gaviota que vuela entre la nube y la espuma?

¿Podría poner para comenzar, tanta soledad como puso, allí donde el mar de Vigo principia, en la isla de San Simón, Mendiño juglar! Breves sin dudas las ondas, allá en el fondo de la ría, pero ¿Que altas, roncas, desesperadas en el alma del juglar! La mar mayor y sus ondas las llevaba Mendiño consigo en el corazón y en los sueños. Sería desmedradillo el juglar, y por eso le llamarían Mendiño; o quizás fuese muy joven, casi un niño, un Rimbaud de los Cancioneros, que cantó una mañana y no más, y toda la levantada mar mayor de la cantiga suya so sea más que el espejo de la profunda sima de sus ojos: "un mirar sin orillas...



Martín Codax -a lo que dicen traduciendo el apodo, Martín Cortezas- era de más gentil y gracioso humor. ¿Tiene él la viola para que en Vigo, en el sagrado, baile "corpo delgado"? En Martín Codax hay una secreta alegría carnal de amor: bailar, bañarse; una alegría que comparte la carne, que es del amor carnal, aunque el estilo aquel antiguo le ponga velos y cintas corteses a las canciones, y si se quiere engañar, jugando a besar una sompra que el amigo va y viene: huir, para mejor entregarse. Siempre como dos de los más felices versos de nuestra lengua, los de Martín Codax:

Como eu senlleira estou en Vigo
e nullas gardas non hei comigo!
Eu vou namorada!



¡Ay Dios, si supiese ahora mi amigo
cuán sola estoy en Vigo!
Y tan enamorada.

¡Ay Dios, si supiese ahora mi amado
cuán sola en Vigo me hallo!
Y tan enamorada.

¡Cuán sola estoy en Vigo,
y a nadie tengo conmigo!
Y tan enamorada.

¡Cuán sola en Vigo me hallo,
y a nadie conmigo traigo!
Y tan enamorada.

!Y a nadie tengo conmigo,
salvo mis ojos que lloran conmigo!
Y tan enamorada.

¡Y a nadie conmigo traigo,
salvo mis ojos que lloran ambos!
Y tan enamorada.

¡Sola en Vigo, y sin quien la guarde! ¿Cómo no vienes ahora, Martin de los dulces labios? ¿Quién es ese rey de quien eres amigo? ¿En que frontera te retiene, que no puedas venir, ahora que está la niña tan sola en Vigo? Tan sola como aquella en el campo que iba para París de Francia; una niña que solo sabe decir al viento que pasa: E voy namorada!... Pues Martín Codax no viene, entretenido por el Rey en la huesta, en la nave o en la frontera; quizás en Rodeira me aguarde apra ir a San Mademe do Mar de Aldán. - En Aldán a lúa tén o pano á curra", cantó Juan Carballeira para todas la lunas de Aldán, el otro juglar del mar de Vigo, Xohán de Cangas.




Cavalgava noutro día

per o caminho francés

e ũa pastor siía

cantando con outras tres

pastores e non vos pes,

e direi-vos toda vía

o que a pastor dizía

aas outras en castigo:

«Nunca molher crea per amigo,

pois s'o meu foi e non falou migo»


«Pastor, non dizedes nada,

diz ũa d'elas entón,

se se foi esta vegada,

ar verrá-s'outra sazón,

e dirá-vos por que non

falou vosc', ai ben talhada,

e é cousa máis guisada

de dizerdes, com'eu digo:

Deus, ora veess'o meu amigo

e havería gran prazer migo».


FUENTE- VIAJES Y YANTARES POR GALICIA- ALVARO CUNQUEIRO- Edit. Alvarellos