miércoles, 20 de mayo de 2009
¿Quién teme al videoarte?
Desde género para minorías hasta manifestación "incomprendida por lo avanzada para su época", lo cierto es que nadie termina de aclararse muy bien, casi medio siglo después de su nacimiento, con el videoarte. Una tipología que para muchos es redundante y carente de la debida estética, y en la que, sin embargo, encontramos representantes tan cualitativos como Bill Viola o Antoni Muntadas, galardonados en 2009 con el Premi Catalunya y el Premio Velázquez, respectivamente. Y es que, entre premios, festivales y ferias de Arte Contemporáneo , parece ser que éste es el año en el que el público se acercará por fin a un arte que genera respeto entre más de uno.
Al amparo de los mass media
El videoarte va a ser uno de los hijos del caldo de cultivo que en los años 60 estaba comenzando a experimentar el arte; en unos momentos en los que el interés por las nuevas tecnologías y las investigaciones relativas a los principios del movimiento y de la percepción espacial de la luz y el color resultaban prioritarias, el videoarte se concebirá como una alternativa a los tradicionales medios de comunicación de masas (televisión, radio, cine), suponiendo el triunfo de la acción sobre el contenido (una alternativa que hoy día muchos preconizan incluso como desfasada, tras la revolución de Internet).
Fluxus y arte conceptual
Si bien la definición genérica y más sencilla del videoarte es la de toda aquella manifestación con una intención artística para cuyo registro se hayan empleado medios audiovisuales, hay que señalar que esta tipología es mucho más compleja y acoge en su seno diversas subcategorías. Y quizá sea éste, precisamente, uno de los motivos por los que el videoarte no ha tenido un gran predicamento; su carácter indefinido se suma al hecho de que, en sus diversas modalidades, resulta muchas veces tan extraño formalmente como incomprensible conceptualmente (si el arte conceptual ya de entrada no resulta muchas veces aprehensible, la circunstancia de que a la idea se le sume el acto da como resultado espectadores realmente perturbados por la experiencia).
El año del videoarte
Sin embargo, parece que el 2009 está destinado a ser el año del videoarte: a la reciente nominación de uno de sus representantes más antiguos -y más accesibles también-, Bill Viola, hay que sumar la concesión del prestigioso Premio Velázquez a Antoni Muntadas (considerado como el padre del net art español), el respaldo en esta edición de ARCO al videoarte, y la celebración de una serie de festivales y exposiciones dedicados a poner de relieve la diversidad existente dentro de un género en el que, hay que decirlo, en muchas ocasiones se hace difícil separar el grano de la paja (bastante abundante, por otra parte).
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