Este pintor flamenco estaba afincado en Amberes, de donde no se movió en toda su vida. La razón era el abundante mercado de arte que estaba a su disposición en aquella ciudad, una de las más mercantiles durante los siglos XVI y XVII. No sólo se vendían cuadros para aquella población, sino que desde allí se distribuían a todo Flandes, Holanda y el resto de las cortes europeas.
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