viernes, 25 de junio de 2010

ERA RUBENS EL PERFECTO CABALLERO?




Sería dificil encontrar otro artista que compaginara tan perfectamente el genio de un gran pintor y la habilidad de un político profesional, que fuera un sonsumado lingüista y un lector voraz, que se desenvolviera igual con artistas, eruditos y reyes, y que fuera, ademas, bendecido con garbo, buen semblante y dos matrimonios sumamente armoniosos. Su biógrafo italiano Bellori describe su afabilidad y prudencia, su erudición y elocuencia, su mente aguda, amplia cultura y dominio de todo tipo de temas. Fue, por supuesto, un artista al gusto de Sandrart. El escritor alemán lo conocía muy bien y apuntó que


...fue generalmente muy estimado a causa de su agradable conversación, su dominio de idiomas, y sus finos modales.
Rápido y diligente en su trabajo, era cortés y amable con cualquiera, y como todos le encontraban agradable se hizo popular.
Le serví gozoso puesto que, como artista, podia hacerme estupendas advertencias profesionales a través de sus disertaciones, consejos y conversación, tanto como por sus obras.
Le juzgué no solo un artista excelente, sino igualmente dotado a la perfección de muchísimas virtudes


Era un hombre excepcionalmente favorecido por la naturaleza y su carácter resplandece a través de su abundante correspondencia, gan parte de la cual ha llegado hasta nosotros. En una carta a su erudito amigo Peiresc trata su reciente enlace matrimonial con Elena Fourment, hija de un comerciante y que entonces tenía dieciseis años, treinta y siete menos que él.

"Me decidí a casarme otra vez, puesto que aún no estaba inclinado a vivir la vida mortificada de un célibe, creyendo que, si debemos poner en primer lugar la continencia (fruimur licita voluptate cum gratiarum actione)- gocemos de los placeres legítimos dando gracias. He tomado una esposa joven de una familia honrada pero de la clase media, a pesar de que todo el mundo intentara persuadirme de que contrajero matrimonio en el seno de la Corte. Pero temía al orgullo, aquel vicio inherente a la nobleza, sobre todo en ese sexo; y por eso escogí una que no se sonrojara al verme coger mis pinceles en la mano. Y, a decir verdad, me hubiera costado cambiar el inapreciable tesoro de la libertad por las caricias de una vieja"


ünicamente un hombre muy equilibrado, seguro de sí mismo y de ninguna manera ambicioso podría afirmar tan desapasionadamente las motivaciones de sus acciones. Rubens no se dolía del estigma social que conllevaba la profesión de artista en ciertos círculos cortesanos, ni tampoco hay señal alguna en sus cartas de que estuviese resentido de sus escasos enemigos o críticos, uno de los cuales le creía "un hombre ambiciosos y codiciosos, que sólo aspira a que se hable de él y que busca favores"



Su gran éxito y riqueza le hicieron seguro de si mismo, pero nunca vanidoso. Sin jactarse pordía decir de su persona como artista:


"Confieso que estoy, por instinto innato, más capacitado para ejecutar obras muy grandes que pequeñas curiosidades. Cada cual según sus dotes; mi talento es tal que ningún trabajo, a pesar de us grandes medidas o la temática complicada, ha sobrecogido jamás mi ánimo"



Y con la misma certidumbre podía escribir de si mismo como político: "Os aseguro que en asuntos públicos soy el hombre más desapasionado del mundo, excepto en lo que concierne a mis bienes y a mi persona. Quiero decir que considero al mundo entero como mi país, y creo que debería ser muy bien recibido en todas partes"


Rubens era una de esas pocas personas cuya mente nunca estaba desocupada y cuyas facultades de concentración eran tales que ni siquiera un alarde de ostentación le hace menos impresionante. Otto Sperling, un danés que pasó por Amberes en 1621 y le visitó en su estudio, dejó este recuerdo de su experiencia:


"Fuimos a ver al celebrado y muy eminente pintor Rubens, a quien encontramos trabajando. Aunque ocupado con su pintura, había mandado que le leyesen a Tácito a la vez que él dictaba una carta. Guardamos silencio por miedo a molestarle, pero se dirigía a nosotros sin interrumpir su trabajo; mientras continuaba la lectura y seguía dictando su carta, contestaba nuestras preguntas como para darnos prueba de sus grandes facultades"


Sea o no totalmente convincente esta relación, evoca una imagen gráfica de la facilidad y versatilidad que figuraban entre los dones naturales de este gran artista caballero

Ref. CATEDRA- grandes temas

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