miércoles, 16 de junio de 2010
Bernardo Buontalenti
Bernardo Buontalenti (Florencia, 1536 - 1608), uno de los más grandes artistas de Toscana
Los negocios de Bernardo Buontalenti eran extraños. Su primer encargo arquitectónico, fachable en Florencia, fue la remodelación de un palacio de 1567. Pertenecía a Bianca Cappelo, la notoria amante y luego segunda esposa del Duque Francisco. Aparte de algunas obras en Pisa, Siena y Lovorno, Buentalenti, actuaba principalmente en florencia y, en particualr, en la Corte de los Medicis. Su campo de trabajo fue extraordinariamente amplio. Fue igualmente afortunado como arquitecto, pintor, escultor, ingeniero, así como diseñador de decoraciones para fiestas y comedias, disfraces y vajillas.
Sus efectos de luz y los fuegos artificiales hicieron las delicias de los florentinos amantes de los espectáculos. Aparte de los honorarios de todos estos encargos, cobraba un salario anual de doscientos cuarenta escudos como ingeniero fluvial y, ocasionalmente, parece haber ganado mucho dinero con más inventos, como un nuevo sistema para conservar la nieve a fin de mantener los alimentos frescos en verano. Se le concedió una licencia para vender la nieve, pero las condiciones no le satisfacieron.
Tambien dirigía una escuela próspera en su propia casa, en la elegante vía Maggio, en donde enseñaba sus muchas artes, e instruía a los hijos de los nobles en los principios del dibujo, la perspectiva y la arquitectura. Pero en la actualidad se le conoce, ante todo, como uno de los primeros arquitectos manieristas de edificios
No faltaron nunca encargos para edificios públicos y privados hasta despues del cambio de siglo. Sin embargo, desde 1602 disminuyeron notablemente. Con todas las inmensas actividades que desempeñó durante casi treinta y cinco años, las ganancias de Buontalenti deberían de haber sido más que suficientes para proporcionarle una vejez acomodada. Sin embargo, en el umbral de los setenta años su situación era tal, que la pérdida de unos pocos escudos con que se le amenazaba significaba la desesperación para el anciano maestro. En 1588 el Gran Duque Fernando le concedió una pensión mensual de diez escudos y una asignación semanal de cuatro hogazas, un frasco y medio de vino, leña y otras provisiones. Durante dieciocho años parece haber recibido lo estipulado, pro en 1606 escribió a su mecenas, rogándole que se acordara de los diez escudos, porque
...ahora me dicen que éstos me han sido retirados, ¡Pobre familia mía! Aquí me encuentro, viejo y débil, lisiado por aquella caída que sufrí en la galería, de suerte que no me puedo poner derecho. Tengo quince bocas para alimentar, pues hay siete parientes, cuatro hembras y tres hombres, y me faltan dos medidas de maiz para poder vivir este año...
En vida de Buontalenti el arquitecto Gherardo Silvano, díscipulo devoto del maestro, achacó las estrecheces de los últimos años al hecho de que Buentalenti "estaba cargado de sobrinos y que "había gastado todo lo que ganara y poseyera en modelos hechos al servicio de su alteza", así como a la extraordinaria solicitud que mostró por sus díscipulos, a los cuales amparó en todas sus necesidades hasta tal punto "que a menudo se perjudicó a si mismo, de modo que a su muerte no dejó mucho en pos de si"
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