Carlos Míguez, en una céntrica calle de Tokio dando a probar el Gran Leiriña 1958, que en Japón se vende a unos 100 dólares
Carlos Míguez lucha contra «una imagen demasiado folclórica» de los productos españoles en Japón.
Lleva dos meses y medio instalado en Tokio con el objetivo de introducir los vinos de su bodega, O Ventosela, en el mercado japonés.
MI COMENTARIO- ¿100 dolares un Ribeiro? Es que los gallegos somos la......! Vale, eso GALLEGOS
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