lunes, 29 de junio de 2009

EL VESTIDO DE NYLON


Mi padre había traído de Venezuela unas telas maravillosas de nylon. Mi madre se hizo un vestido que solo se puso una vez porque lo consideró, en la primera puesta, atrevido. Muy escotado y demasiado transparente, decía.

Otra de las telas, blanca con lunares azules, le gustaba pero la descartó para ella despues de comprobar lo que pasaba con el nylon. Un día la llevó a la modista y encargó un vestido para mi. El resultado final fue "un vestido de princesa", lleno de vuelos y volantes. Cuando me lo ponía, ante la primera mirada de cualquiera, yo giraba y giraba para que el vestido hinchara y causara más admiración si cabe...pero un día, en uno de aquellos giros, el vestido se enganchó en una punta y quedó practicamente partido en dos.

Mi preocupación no era haber estropeado el vestido, no, el problema estaba en "ocultar el cuerpo del delito". Cogí una aguja, le pasé un hilo por lo roto y lo colgué cuidadosamente en el armario.

Pasó algún tiempo y cuando yo imaginaba que el dichoso vestido de "topitos" estaba olvidado, un día mi madre me pidió que la acompañara de compras. Cuando ya ibamos a salir (dichosa memoria de los mayores) me dice "ponte el vestido de lunares". De nada valió lo de: ¿Cual? No me acuerdo cual es..... ¡PONTE ESE VESTIDOOOO!Ah vale. Mientras me vestía me machacaba el cerebro: No te pongas delante! Vete siempre a su lado!

Nos recorrimos todo el centro de Vigo. Recuerdo la cara de mi madre Lola, tan llena de satisfación, tan orgullosa de su hija. La gente me miraba y ella "ah, lo comprendo, lo comprendo". Todo fue bien hasta que estabamos cerca de casa, me despisté, eché a correr.....ella gritó: Para! Ven aqui que llevas el vestido levantado!

Menos mal que aun no había programas como La Noria, ni nada parecido. Lo que habría disfrutado aquella mujer contando a todo España y al resto del mundo lo que "LA COSA ESA", (su hija), le había hecho. Yo escuchaba cuando se lo contaba a sus amigas. No me habían visto una docena de personas, ni unos miles, no, mi madre convirtió Vigo en Nueva York y millones de personas habían visto mi trasero.

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