miércoles, 7 de enero de 2009

Titanic. Objetos reales, historias reales


Después de casi una centuria, el Titanic y su naufragio continúan siendo un tema que suscita gran interés entre personas de todo el mundo. Las superproducciones cinematográficas y la proliferación de libros editados sobre el tema han contribuido a alimentar la leyenda del lujoso buque. Ahora llega a Madrid una exposición bajo el nombre de “Titanic. Objetos reales, historias reales” que reúne 230 objetos rescatados del barco hundido en 1912 por la compañía RMS Titanic Inc, y que sirven para trazar un sugerente recorrido por una historia con visos a prevalecer por mucho tiempo en el imaginario colectivo.


El visitante como un pasajero más

El Titanic, además de la espectacularidad en todo lo que le rodea, acarrea calurosos debates entre los detractores que consideran inmoral lucrarse con una tragedia y explotar hasta la saciedad un tema macabro utilizando un morbo ya trillado, y los defensores que ven interesante todo nuevo acercamiento y recreación de lo que sucedió aquella madrugada del 15 de abril. Lo cierto es que se trata de un tema que, al margen de controversias, atrae a un público considerable. En este caso, la compañía RMS Titanic Inc, organiza una exposición en la que se reconstruyen camarotes y otros espacios del barco por los que transitará el visitante: un recorrido que atiende a la vida total del Titanic, desde su diseño y gestación hasta su hundimiento al colisionar con un iceberg. La idea es que el visitante se convierta en un pasajero más, que reviva las historias allí acaecidas y que se ponga en la piel de los pasajeros que navegaron en el barco.

Diversos objetos para recrear la vida en el transantlántico

Los objetos expuestos ayudan a ofrecer una visión global de la enormidad del barco más grande de todos los tiempos, y para ello la exposición cuenta con pasarelas ambientadas con diferentes sonidos, instalaciones interactivas (como la posibilidad de tocar un iceberg ficticio que muestra la temperatura del océano en el hundimiento), replicas de los billetes originales, recreaciones de las cabinas de primera y tercera clase, la visita del Café Verandah, y más detalles como las vajillas utilizadas, la recreación del el aroma de los perfumes desprendidos en el salón, enseres de la cocina, objetos personales de los pasajeros… Resumiendo, un compendio de objetos que algunos consideraran innecesarios y de dudoso interés histórico y que otros gozarán al ayudar a recrear la vida de un barco legendario.

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