miércoles, 21 de enero de 2009
Chillida. Peine del Viento: Escultura, Ingeniería y Arquitectura
El Museo de Bellas Artes de Bilbao (País Vasco, España) presenta un recorrido por las diferentes fases que el artista vasco Eduardo Chillida hubo de superar para la realización de uno de sus conjuntos escultóricos más significativos y conocidos: "El Peine del Viento". Una magnífica muestra de land-art donde el lirismo, el pensamiento y la reflexión se unen en el hermoso paraje de la bahía de San Sebastián (Vizcaya).
Un cuarto de siglo
Veinticinco años son los que median entre el primer boceto de la serie "El Peine del Viento" y 1977, fecha de la instalación del grupo escultórico en la playa de Ondarreta, en la bahía de la Concha (San Sebastián, Vizcaya). Un periodo durante el cual Chillida fue adecuando el proyecto al espacio que debía intervenir y que presenta como testigos los objetos que componen la presente exposición: fotografías, planos, obras sobre papel y esculturas dan fe hoy día de las diversas fases que atravesó esta magnífica labor creativa. Un esfuerzo faraónico cuyo resultado es una metáfora visual, perfecta y armoniosa, que entronca con respeto no sólo con el paraje natural en el que se inserta sino, asimismo, con las leyes de la propia naturaleza.
El viento peinado
La relación de Eduardo Chillida con el paisaje es especial; la naturaleza se convierte en el elemento indispensable de su obra, aquél que otorga sentido a la creación. Su producción responde en gran parte a unas medidas desproporcionadas para un ámbito cerrado: su visionado está pensado para ser realizado en un contexto exterior que, al tiempo, adquiere una nueva identidad al ser modificado perceptivamente por el nuevo punto de vista otorgado por las obras insertas. Así, las tres piezas que componen este conjunto son un punto de referencia en la inmensidad ilimitada del mar, un añadido al paisaje "necesario", al tiempo que las herramientas que posibilitan que "el viento entre peinado a la ciudad", en palabras del propio escultor.
"Escultura, ingeniería y arquitectura"
Cada una de las piezas que forman "El Peine del Viento" está realizada en acero y posee un peso de 10 toneladas, unos números que condicionaron no sólo su fabricación sino también su colocación. Multidisciplinareidad fue la clave que permitió que en la actualidad podamos disfrutar de este conjunto: operarios, arquitectos, ingenieros, forjadores o canteros fueron el resto de los artífices de esta obra que, en la exposición propuesta por el Museo de Bellas Artes de Bilbao, han visto obtenido su merecido reconocimiento. Un excepcional trabajo colectivo de land-art cuyo fin último es el mar; elemento que, algún día, erosión mediante, se convertirá en el receptor de unas esculturas que, de esta manera, culminarán su ciclo de vida "natural".
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