miércoles, 19 de enero de 2011

25 años de la muerte de un alcalde


EL ALCALDE PRESIDENTE

del Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid

Madrileños :

Sentencia fue y parecer de aquel grande filósofo Platón que no nació el hombre para sí solo, también fue criado para el uso y utilidad de su patria y amigos. Y todos los que piensan confirman ésto, afirmando que los hombres por causa de los mismos hombres fueron formados y engendrados y que nacieron obligados a se ayudar y aprovechar los unos a los otros.

Pues si los filósofos muy antiguos y de los primeros tiempos por solo la lumbre de la razón, sin haber gran experiencia, nos muestran esto, ¡qué diríamos ahora que durante siglos hemos experimentado las ventajas de la humana ayuda y compañía y las desventajas de la enemistad y el rencor, que ocultan y destruyen los dulcísimos bienes del progreso!. Y digo a este propósito que tenemos los Regidores de las ciudades la obligación de comunicar y hacer partícipes a nuestros naturales y vecinos de las claras y honestas ideas que para mejor vivir en común sirven. Por lo cual aprovechando la ocasión de acercarse, como al cabo diremos, el día que llamamos del árbol, solícitamente esta Alcaldía invita a convecinos y transeúntes a que al común bien ayuden, pues pueden hacerlo, sin mayor esfuerzo, aplicándose con grandes ánimos a que la ciudad y la naturaleza sean amigas y no enemigas, próximas y no ajenas. Común idea, que algunos desconocen y muchos no practican, con perniciosas consecuencias, para el bienestar de todos cuantos en esta Capital y Villa moran.

Así ocurre que hay vecinos, de muy diversa edad, condición, oficio y sexo, que han dado en hollar los prados y pradillos que con suma diligencia procura este ayuntamiento mantenerlos en perenne verdor, para hechizo de los ojos, regalo del ánimo y suave y atrayente adorno de nuestra ilustre Villa, Ciudad y Corte. Otros hay, por fortuna pocos y sin duda extravagantes, que utilizan las añosas hayas, los corpulentos olmos, y los viejos y fuertes pinos para que oculten como desaguan sus corporales humores, a veces líquidos, a las veces sólidos, con daño para los jardines, peligro para la honestidad y mal ejemplo para los infantes que en los públicos lugares gozan de la libertad y juegos de la inocente puericia.

Con menos culpa, pero igual o mayor perjuicio, abundan los canes que con permiso y en ocasiones el acicate de sus dueños, el mismo y natural desprendimiento que hemos dicho, en los verdes prados hacen, ocasionando infinitas molestias, por el descuido y empinamiento de sus amos, a los habitantes de esta Coronada Villa.

“Si todas las faltas que dicho se han censura merecen, mayor y más acerba ha de ser la que caiga sobre aquéllos que a los plácidos e inofensivos patos, que al renovado Manzanares sirven de gratísimo adorno, apedrean sin escrúpulo, apostando entre sí almuerzo y cena en favor de aquél que con el guijarro acierte y a alguno mate. Son por dicha nuestros aprendices de ánades tan naturalmente avispados y sagaces que no hay trampa que los sorprenda ni pedrada que los desmaye. Pero, aun así, ordénase a los que tales desafueros cometen que respeten río, peces, patos y aves, pues Manzanares nuestro es y por la inexcusable diligencia de todos se hace.

Por último, por cabo y fin de este Bando, se convoca a los vecinos de este honrado Concejo para que el día 16 del mes de diciembre celebren la Fiesta del Árbol, por lo que se suplica concurran a plantar los que el Ayuntamiento regale o los que de su propia voluntad los vecinos obsequien, con participación de todos, en especial de los niños, que aquí dicen chavales, con el propósito de que colaboren en bien de su ciudad y aprendan a querer y velar por la tan cruelmente perseguida pródiga naturaleza.

Madrid, 16 de diciembre de 1984

2 comentarios:

Enric Batiste dijo...

Me gustaba hablar de él y referirme
a un tierno escepticismo entusiástico...

ines dijo...

Ya no nos podemos imaginar políticos así, ¿verdad?