sábado, 29 de septiembre de 2018

Y YO VIVÍA EN UN FARO






Quiero expresar mi homenaje al pintor San Luis, aquel Señor que andaba por la ciudad con una capa y ponía en el escaparate de su taller letreros como: "A esta casa no le falta ni una piedra". Nos ha dejado una historia gráfica de la ciudad.
Un beso a su familia.
 

 Yo vivía en un faro. Desde las ventanas tenía a mi alcance varios mundos. Por la parte de atrás la Rúa de Santiago, enfrente la Herrería y por delante el Paseo de Alfonso XII.
  Los pequeños barcos de pesca entraban en el Berbés rodeados de gaviotas y su sonido me despertaba por las mañanas. Los hombres de la Rúa de Santiago trabajaban en la "Coia". Yo no sabía muy bien que era eso, pero suponía que descargaban pescado porque venían a la panadería y decían."Lola queres unha merluza?". Si, mis padres tenían una panadería y trabajaban tanto que yo nací agotada.



 Lola era racial, alegre, divertida, llena de vida, pero cuando  le daba el punto... Cuando vine al mundo y abrí los ojos, me di cuenta que el ambiente había que olerlo y actuar según vieres.  Si había punto lo mejor era hacerse invisible, y pronto me percaté, tambien, que cuando me covertía en invisible nadie notaba mi ausencia.El ambiente de tragedia en casa duraba algún tiempo y  cuando yo creía que nada iba a ser igual, como si pasara una nube, en la mesa volvía a haber conversación y mi madre servía la comida a mi padre con mirada de amor.
 Lola nació en la Oliveira, en Teis. 
Que curioso, ¿no? Vigo es "la ciudad olivica" 
y una zona se llama LA OLIVEIRA. Aqui se 
producía aceite, y creo que un aceite muy 
bueno, eso hasta LOS REYES CATOLICOS....
Rios, yo iba de niña, que bonito! eso fue 
hasta que cortaron la carretera los de la 
Base Naval. 
Mi madre me contaba que veían entrar submarinos alemanes en la base y que cuando llegaban a tierra los marinos desaparecían los gatos...(igual es parte de la leyenda) y que el Colegio de los Jesuítas era un hospital de guerra que estaba lleno de "moros" (me limito a reproducir sus palabras).

 Mi padre vivía en La Calzada. Mi abuelo tenía panadería alli y todos los hijos tenían que ayudar. Mi padre iba con un burrito a repartir el pan desde Teis hasta la Alameda. Me contaba lo del muelle de madera del Arenal y hasta donde llegaba el mar...


 Y  el  destino....Lola y Francisco se unieron y asi llegué yo a MI FARO.

 La Rúa de Santiago era una calle llena de vida. La falta de vivienda obligaba a la gente a vivir hacinada. Por la parte de atrás de mi faro estaba el Nº 13 y no es porque le correspondiera por la numeración de la calle, no, es que alli vivían 13 familias. En invierno, se apretujaban y se daban calor, pero en verano se estorbaban y salían a pelear a la calle y así nos enterabamos de las vidas del "faneco" "la corrala" o de la "cuspefora".


 Al lado del 13 vivía Asia. Un día ella estaba en la calle y el hijo pequeño que parecía un querubín rubio, gritó por la ventana "Mamaaaaaa que hay para comer?" La madre respondio, tambien a gritos "hay un bisté en la nevera"....Mi madre en la cocina rosmaba "que coño de bisté ni que nevera"- "Aqui no veo nada", respondió el niño- "Pero será cabrón el hijo de puta ese que no encuentra nada!", espera que subo yooooooo- Respondió Asia.


 La Rua de Santiago estaba llena de bares, yo creo que era la calle que mas bares tenía por metro cuadrado en el mundo! Y los hombres, como si fueran capillas se los recorrían todos. Tambien había pequeñas tiendas donde te vendían bocadillos de alcriques o una onza de chocolate...


 El comer era importante o por lo menos demostrar que comías. Una vecina del 17 hervía agua con laurel y todos creían que comían marisco y a los niños les untaba los morros con chocolate antes de salir a jugar a la calle.


 Lara, la modista, vivía en el bajo de la casa de Asia. Me encantaba ir alli. Se juntaban un montón de mujeres en el taller-habitación, la única que tenía ventana a la calle. Lara tenía mas de 40 años y un novio que la hacía sufrir. Yo escuchaba mientras mientras hojeaba los "figurines"....¿Sabeis la última que me hizo? contaba...El domingo estaba esperandolo. Llegó despues del partido y con cara lánguida me dijo que no se encontraba bien. Por supuesto le dije que se fuera a casa y se acostara pero al cabo de media hora vino su amigo Raúl y me dijo que lo había visto con los amigotes de juerga. Ohhhh, dijeron las amigas a coro ¿Y que hiciste?


 ¿Que hice? Me puse el traje "crepe sosie", ese que deja adivinar la piel de mis brazos blancos y me fui al baile de la sociedad Oliva. Tan pronto llegué ya vino un chico a buscarme a la escalera para bailar....


 Y seguiriamos bailando si no entrara mi novio como un loco y arrancandome de los brazos de mi pareja dijo: ESTA MUJER ES MIA! Ante mis ojos Lara, en aquel momento, dejó de ser una mujer fea, poquita cosa y se convirtió en CARMEN LA DE MERIMEE. 
Cuando llegaba la hora de novela, en el taller de Lara, ponían la radio muy alta. Las mujeres solían ser muy, muy buenas y desgraciadas por causa de un hombre. A mi el serial no me importaba mucho pero me encantaba ver como aquellas mujeres vivían la historia y aprendí que los hombres son muy, malos, que solo sirven para hacernos padecer.


 En el Paseo de Alfonso vivían "los castellanos". Todos eran Don y Doña. Yo notaba como si "los paisanos, los gallegos" fueramos los parias dentro de nuestra propia tierra. Iban con su velo a misa, las que tenían niños los sacaban los domingos vestidos de marineritos y Doña Asun una navidad que compró un pavo vivo, en el mercado de La Piedra,lo trajo andando hasta su casa atado por una pata

Un día estaba un grupo de estas mujeres en la panadería, volvían de misa de doce e iban a comprar el pan, en ese momento entró una niña gitanita de unos 6 o 7 años con unas monedas en la mano y saltando le decía a mi madre: "deme, deme unos caramelos, deme, deme un paragüitas... deme, deme..." Cuando mi madre se cansó le dijo que decidiera o se fuera y en eso una de aquellas señoras, mirando a la niña con desprecio le dijo: "Nena, lo que tienes que comprar es un bollito de pan, que eso te alimenta, que falta te hace"...


 La niña, 
mirando a la señora de arriba abajo dijo: "Señora, yo hago lo que me pide el cuerpo, y menos mal que este momento no me pide follar"- La historia acabó con un montón de señoras desmayadas.


 Menos mal que estaba FIFA y rompía los moldes. Era grandullona y fea y se pintaba tanto que los ojos parecían dos borrones negros. A mis padres les encantaba Fifa porque narraba historias con mucha fantasía. A mi me fascinaba. Tenía una voz potente, casi masculina, y cuando contaba lo de su novio alemán.... 


El alemán un hombre alto, guapo, ella lo quería llevar al huerto y el no se dejaba. Un día lo arrastró hasta el Castro, los dos sentados en un banco y ella suplicando "besame ladrón" y el separandose dijo: "No Fifa que nos pueden criticar" Pasados los años, cuando me empecé a pintar mi madre me decía: "Mirate al espejo que pareces Fifa" 


 Y está la Herrería, que remata con la calle DEL PLACER. Cuando llegaban "las flotas" todo el barrio se volvía fiesta. Yo no comprendía muy bien como aquella calle sucia y maloliente se convirtiese en un objetivo de todos aquellos chicos jovenes. Desde la ventana de mi faro los veía beber y dar dinero a unos señoras con una pinta muy rara.....
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