domingo, 1 de julio de 2012

TEO EN EL SAHARA

l




Querida Cris:  

Despues de ver las fotos respiro aliviada, todas las desgracias que mi cabeza había imaginado: insolación, picaduras de escorpiones, etc- se han disipado.  ¡Que maravillosa experiencia para un niño! Ojalá le sirva para comprender  QUE la felicidad no consiste en "el tener".



Bueno, una  "super Nintendo" llama la atención

pero ahí hasta el camello te sonríe







3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mí Querida Amiga: no sé si te lo habré comentado alguna vez ;los niños del mundo, deberían vivir al menos un año en el mudo rural. Mallorca, cuando llegué a está isla, quedé encandilada, en tan poco espacio, la diversidad de vegetación que en ella se daba, de la mano caminaban juntos, pinos-almendros-olivos y mar, el cuarteto no podía ser más singular, no era necesario el tordo, el pino te daba sombra, el mar su brisa, los huecos de olivos centenarios servían para jugar al escondite, los almendros ahí estaban, singular era verlos florecer por enero, abrir las ventanas te llegaba su aroma de azahar, la maravilla de sus flores blancas, hacían que empezaras el día con la belleza en los ojos su aroma por todo el cuerpo. De toda aquella singular belleza tan solo queda el recuerdo.
Ha sido todo un acierto el llevar a Teo al Sahara, así sabrá, apreciará los privilegios de los que goza, lo poco que cuesta ser feliz, la experiencia de mis doce años e aquella aldea, marcaron para siempre mí vida, ya no solo era la niña precoz que leía y escribía con tan solo tres años. Sin luz, con un pequeño cuarto que nos servia de baño, un barreño adaptado con madera con el fin de no resbalar, aquella estufa que caldeaba toda la casa, en aquellos fríos inviernos, que daban paso a una hermosa primavera, la falda de las montañas, enclave del pueblo, veranos en los que no echábamos de menos el aire acondicionado,.Desde partir leña, trocear la briquetas de carbón, tener mis propios animales, mí pequeño huerto, en el que sembraba, alubias, lechugas, cebolletas, tomateras, sandias, melones y calabazas el auto-abastecimiento estaba seguro. Buscar hierbas para los conejos, segar alfalfa, aquellas paellas de los domingos, los huevos recién puestos, aquellos todos si tenían bouquet exquisito, el jugo y el sabor de los melocotones, el de los membrillos, las granadas, nísperos, peras, manzanas, aquellas tardes, en las que bajo de un árbol, con u buen libro en las manos, la musicalidad del agua de la acequia, ese montar a caballo y como fue nuestro caso, encontrar al ser amado, no necesité ir a la caza (Mal asunto para quien la caza no gustaba) ni fui presumida, ni llevé más afeites, que el de las duchas, dependiendo de la estación, ese poco de carmín casi invisible en los labios; la camaradería de los vecinos, ese ayudarse mutuamente, aquellas tardes-noches veraniegas, en la que las madres con un mandil diferente al de la mañana, zurcían calcetines, con aquel huevo de madera (Que hoy conservo)La aguja jamás ha sido mí fuerte, y sin embargo con la ilusión de llevar a la que sería nuestra casa, era el acicate con el cual superaba, mí inquina a la misma, la que hoy y ya para siempre será . En los fríos inviernos, aquellos fines de semana en las que nos reuníamos a tomar un buen chocolate con churros (Buñuelos) no necesitábamos botellón para cantar y bailar. Ni vestidos de marca, ni el móvil ‘sobrevivimos muy bien) aquello era comunicación, compañerismo, lealtad.
Afortunada y más que certera frase- No es más feliz quien más tiene, sino que se es feliz con lo poco, que ya es mucho, lo que se tiene, algo que fue, es y serán mis señas de identidad. Sensibilidad, solidaridad, lealtad, dignidad, libertad. Sentimientos, Inés. Nadie el mejor que nadie, si sentimientos tiene. Así va a ser de feliz tú Teo, Una que tiene al igual que tú un Teo (de casi nueve meses) muy rico el, mucho me temo, que en el ambiente, cateteril, el que hoy personalidad transmite su mirada, lo volverán un cateto-marcas, el de los eventos varios, la conversación donde todo se remite al dinero
¡Triste, pero cierto! Ahora, desde este mí rincón, con un buen libro en las manos, para seguir aprendiendo, que amigos tan leales so los libros. Tú, que me enviaste aquella delicia Samarcanda, tiene algo que ver, con el contenido y el titulo del que estoy casi terminando su lectura. La casa de la Mezquita. De Kader Abdolah. Hoy ciudadano holandés.
Abrazos para todos, y en especial a Teo

cousascativas dijo...

Comparto tu alegría...lo sabes.

Tu Cris.

ines dijo...

Queridas amigas (la anónima la conozco desde la primea palabra) ¿No nos estaremos quedando muy antiguas hablando de estas cosas? El "ser", "solidaridad" ???