domingo, 3 de agosto de 2008

Donato Bramante





Bramante proyectó el tempietto o templete (1502) siguiendo los modelos de la antigüedad clásica. Esta pequeña obra maestra, situada en el claustro del convento de San Pietro in Montorio (Roma), está compuesta como un espacio circular cubierto por una cúpula y rodeado por una columnata de orden toscano.


Arquitecto italiano, el más influyente del alto renacimiento. Nació el año 1444 en Monte Andruvaldo, cerca de Urbino, y su nombre auténtico era Donato di Pascussio d Antonio. Al principio se formó como pintor, y de su obra más temprana se conservan los frescos de la fachada del Palacio del Podestà en Bérgamo, realizados en el año 1477. En 1482 se instaló en Milán y comenzó su carrera como arquitecto. En su proyecto para la iglesia de Santa María presso San Satiro (1488, Milán) consiguió resolver las dificultades que presentaba el solar utilizando, por primera vez en la arquitectura, un juego perspectivo o trampantojo en las pinturas del presbiterio fingido, que falsea las proporciones de la iglesia y procura una sensación de profundidad insólita. El resto de sus obras en Milán, como el ábside de Santa María delle Grazie (1492-1495), muestran la influencia de Leon Battista Alberti y del renacimiento florentino, pero sobre todo la de Leonardo da Vinci, del que tomó las plantas centralizadas rescatadas de la antigüedad como modelos ideales para el nuevo clasicismo humanista. Con la caída del duque Ludovico Sforza en 1499 Bramante, huyó a Roma, donde trabajó casi en exclusiva a las órdenes de su nuevo mecenas, el ambicioso papa Julio II. En la ciudad eterna, rodeado por las ruinas del antiguo Imperio, evolucionó hacia un estilo más monumental y austero. Una de sus primeras obras romanas es el Tempietto de San Pietro in Montorio (1502), un pequeño templo circular cubierto por una cúpula semiesférica, quizá inspirado en el desaparecido Templo de la Sibila, en Tívoli. Esta obra, con sus superficies desprovistas de ornamentos, representa el momento culminante de la arquitectura del renacimiento, y en ella Bramante se acerca como nadie al espíritu clásico, combinando los ideales romanos de severitas y dignitas (austeridad y decoro) con la elegancia y la vitalidad del cinquecento italiano. Los dos grandes proyectos que ocuparon el resto de su actividad creativa, y que desgraciadamente no se llevaron a cabo, fueron la reconstrucción de la basílica de San Pedro y el plan para los palacios del Vaticano.
Entre los últimos destaca el del Cortile del Belvedere, que debería haber sido un gran patio de 300 m de longitud y 25 m de altura, dispuesto en tres terrazas unidas por escalinatas, que finalmente alcanzaban una gran exedra. Se trataba de un nuevo concepto espacial, cuyo origen sólo se puede situar en los palacios imperiales romanos, pero que nunca llegó a realizarse con la forma que Bramante había imaginado. De su mano tan sólo se conservan la puerta oriental del patio inferior y la rampa en espiral de la torre. El proyecto para la basílica de San Pedro consistía en un gran templo centralizado de planta cuadrada, cubierto por una cúpula central, cuatro cúpulas subsidiarias y cuatro torres en las esquinas. Sin embargo, el proyecto que definitivamente se acometió fue el de Miguel Ángel, otra planta centralizada que recogía muchas de las ideas de Bramante y del que se conservan los tres ábsides posteriores y la gran cúpula central. Carlo Maderno terminó el templo extendiendo la nave de acceso hasta generar una planta de cruz latina, siguiendo la ideología litúrgica de la contrarreforma, pero echando a perder la armonía del espíritu bramantino. Bramante, junto con Miguel Ángel y Rafael, está considerado uno de los grandes genios artísticos del alto renacimiento italiano. Consiguió fundir con éxito los ideales de la antigüedad clásica y los de la cristiandad, al tiempo que su grandeza, su expresividad y su dramatismo espacial fueron los cimientos del barroco del siguiente

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