Stabat Mater (en latín Estaba la Madre) es una secuencia católica del siglo XIII atribuida a Inocencio III y al franciscano Jacopone da Todi. Esta plegaria que comienza con las palabras Stabat Mater dolorosa (estaba la Madre sufriendo) medita sobre el sufrimiento de María, la madre de Jesús, durante la crucifixión.
Es una de las composiciones literarias a la que más se le ha puesto música; cerca de 200 artistas diferentes. Múltiples compositores de distintas épocas, géneros, estilos y visión musical han compuesto por este texto medieval. Entre los compositores se encuentran Giovanni Pierluigi da Palestrina, Joseph Haydn, Alessandro Scarlatti, Domenico Scarlatti, Antonio Vivaldi, Rossini, Giacomo Meyerbeer, Franz Liszt, Antonín Dvořák, Karol Szymanowski, Francis Poulenc, Josef Rheinberger, Krzysztof Penderecki, Salvador Brotons, Arvo Pärt, Pilar Jurado, Karl Jenkins 1 siendo las más reproducidas las versiones de Giovanni Battista Pergolesi y Gioachino Rossini.
En las artes plásticas, el llamado «Stabat Mater» es un tema cristiano que representa a María, madre de Jesús, durante la crucifixión de su hijo. En este tipo de representaciones, María se encuentra de pie, a la derecha de Jesús (es decir, a la izquierda del cuadro), mientras que Juan el Apóstol, también de pie, se representa a la izquierda del crucificado
2 comentarios:
La música, un ruido…, ahí se equivoco el de Ajaccio, algo más que desagradable, execrable, el ruido y con este la muerte de miles de seres humanos, sus cañones.
La música como el arrullo de las olas del mar, relaja, el cuerpo y aviva el alma. La sociedad, necesita mucha música, música divina, más la música que solo quieren escuchar, es ese ruido maldito, que producen las monedas, como ya de las monedas pasan, no hay otra música, que la del dinero, conseguirlo sea como sea y a costa de lo que sea. ¡Y, aún los hay que se atreven, sin saber de qué va, “opinan” del famoso y maldito IBEX! ¡Lo dicho la gran mayoría, tan enferma está, que mucho me temo que no exista UVI capaz de sanarla! Eduquemos el oído de nuestros hijos, entre otros muchos valores, como la educación, la lealtad, la humildad, la honestidad, y ese cariño sincero hacia los demás, sin pedirles ningún carné de identidad. Todos estamos hechos del mismo barro y por el mismo creador, Jesús. ¡Y, ahora porque no un Aleluya de Hendell! ¡Bendita seas, Inés!
Vale, pues en el vídeo que puede meteré el Aleluya en tu honor. Un beso
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