lunes, 23 de agosto de 2010
La bañista de Valpinçon
En 1806 Ingres se trasladó a Italia para continuar con su aprendizaje. Como pensionado que era debía enviar anualmente una serie de obras a la Academia, que evaluaba sus progresos. Una de ellas es la Bañista de Valpinçon, en la que exhibe su ideal de belleza femenina. La enorme mujer se sienta sobre la esquina de una cama en la que destacan las sábanas de fina textura y elegante encaje. Vista de espaldas, cubre su brazo izquierdo con una ligera tela en la que apreciamos numerosos pliegues, al igual que en el pañuelo que lleva sobre la cabeza. Una cortina en la izquierda y un pequeño grifo son las únicas referencias espaciales de una obra donde la línea es la principal protagonista, línea que contrasta con los pliegues para demostrar el artista su dominio absoluto del dibujo. La bañista tiene ciertos errores anatómicos - delgadez de las piernas, planta hinchada del pie, ausencia de caderas - posiblemente intencionados. La luz dorada que ilumina el cuerpo recuerda al Renacimiento, creando una sensación más íntima y sensual.
ARTE HISTORIA
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