miércoles, 18 de febrero de 2009

Un futuro de hace 100 años MARINETTI

Probablemente Marinetti no estaría muy contento de conocer que, un siglo después, el movimiento surgido a partir de su famoso ideario "contrasistema" terminaría engrasando la rueda del establishment artístico. Pero es que el Futurismo, a pesar de sus críticas a museos, conservadurismos y tradición, tuvo "la mala suerte" de generar en primer lugar buenos artistas y, en segundo, la aceptación pública. Así las cosas, esta semana celebramos en buena parte de Europa que, un 20 de febrero de hace 100 años, Filippo Tommaso Marinetti publicara su "Manifiesto futurista", sentando las bases de un movimiento anárquico, veloz y, sobre todo, tremendamente moderno.


Un manifiesto visionario

El Futurismo fue concebido como una reacción al pasado -anquilosado y constrictivo- y, su arte, como una manifestación para y del futuro. Sus miembros, encabezados por Marinetti y entre los que se contarán posteriormente artistas como Giacomo Balla, Umberto Boccioni o Carlo Carrà (por citar a los más famosos), encabezarán una lucha en favor de la subversión estética, preconizando la superioridad y el advenimiento inevitable de un mundo dominado -sin ningún sentido peyorativo- por las máquinas, la velocidad, la violencia y la revolución de las formas. El Futurismo loará en su manifiesto de 1909 "al coraje, la audacia y la rebeldía", "a la belleza de la velocidad" y "al hombre que tiene el volante", sentando la polémica con sus declaraciones partidarias de la guerra (pronto sus postulados serán estandartes del fascismo) y la destrucción de los centros institucionales de cultura (como museos y bibliotecas), así como mediante la muestra de una enconada oposición a los representantes de dichos centros y a las mujeres. Sin embargo, acertó con algunas de sus principales claves, como fueron la visión de un mundo mecanizado, saturado de impresiones y movimiento, de una agresividad pareja, cuya posible representación estaría necesitada del desarrollo de nuevas formas plásticas.


Velocidad y máquinas de vapor

El Futurismo, junto con el Cubismo, fue la puerta de entrada de los grandes istmos de la llamada vanguardia histórica, aún a pesar de que su duración en el tiempo fue corta. Su lenguaje formal comparte con el ya citado cubismo la superposición y alternancia de planos, no sólo espaciales, a diferencia de éste, sino también temporales. A principios del s.XX los nuevos medios de locomoción habrán de modificar por fuerza las tradicionales formas de percepción, imprimiendo un dinamismo desconocido hasta el momento a la realidad visionada; de este modo, la proximidad entre ambos conceptos, espacio y tiempo, se reducirá. La exaltación del movimiento, del trabajo y de la urbe son temas recurrentes en las obras futuristas, caóticas en color y saturadas de líneas compositivas, anárquicas abanderadas de una ideología dispuesta a cambiar el mundo y que, algo más tarde, dará la réplica a movimientos como el Orfismo y el Constructivismo ruso.



No te pierdas...

Para conmemorar el centenario del movimiento son varias las exposiciones que se han organizado tanto en el país mater del movimiento, Italia, como en diversos países europeos. Así que si estás durante las próximas semanas en alguno de ellos te aconsejamos que te acerques a ver cualquiera de las muestras organizadas para la ocasión: Milán ha inaugurado el año del futurismo en la ciudad con la exposición "Futurismo 1909-2009. Velocidad+Arte+Acción", Rovereto presenta en su Museo de Arte Moderno y Contemporáneo "Futurismo 100: Illuminations. Avant-gardes compared. Italy, Germany, Russia", en Roma podrá verse "“El futurismo en París - una vanguardia explosiva”, una exposición que ha podido verse en el Pompidou francés y que más tarde itinerará por diferentes puntos de Europa (como Londres), y la tercera edición de Performa (Nueva York) rendirá un homenaje al Manifiesto futurista de Marinetti en el mes de noviembre.


MANIFIESTO FUTURISTA

1-Queremos cantar el amor al riesgo, el hábito de la energía y de la temeridad.

2-El coraje, la audacia y la rebeldía serán elementos esenciales de nuestra poesía.

3-La literatura ha magnificado hasta hoy la inmovilidad del pensamiento, el éxtasis y el sueño, nosotros queremos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril, la carrera, el salto mortal, la bofetada y el puñetazo.

4-Afirmamos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad. Un coche de carreras con su capó adornado con grandes tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo... un automóvil rugiente que parece que corre sobre la metralla es más bello que la Victoria de Samotracia.

5-Queremos alabar al hombre que tiene el volante, cuya lanza ideal atraviesa la Tierra, lanzada ella misma por el circuito de su órbita.

6-Hace falta que el poeta se prodigue con ardor, fausto y esplendor para aumentar el entusiástico fervor de los elementos primordiales.

7-No hay belleza sino en la lucha. Ninguna obra de arte sin carácter agresivo puede ser considerada una obra maestra. La poesía ha de ser concebida como un asalto violento contra las fuerzas desconocidas, para reducirlas a postrarse delante del hombre.

8-¡Estamos sobre el promontorio más elevado de los siglos! ¿Por qué deberíamos protegernos si pretendemos derribar las misteriosas puertas del Imposible? El Tiempo y el Espacio morirán mañana. Vivimos ya en lo absoluto porque ya hemos creamos la eterna velocidad omnipresente.

9-Queremos glorificar la guerra - única higiene del mundo-, el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los anarquistas, las bellas ideas para las cuales se muere y el desprecio de la mujer.

10-Queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias variadas y combatir el moralismo, el feminismo y todas las demás cobardías oportunistas y utilitarias.

11-Cantaremos a las grandes multitudes que el trabajo agita, por el placer o por la revuelta: cantaremos a las mareas multicolores y polifónicas de las revoluciones en las capitales modernas; cantaremos al febril fervor nocturno de los arsenales y de los astilleros incendiados por violentas lunas eléctricas; a las estaciones ávidas devoradoras de serpientes que humean, en las fábricas colgadas en las nubes por los hilos de sus humaredas; en los puentes parecidos a gimnastas gigantes que salvan los ríos brillando al sol como cuchillos centelleantes; en los barcos de vapor aventureros que huelen el horizonte, en las locomotoras de pecho ancho que pisan los raíles como enormes caballos de acero embridados de tubos y al vuelo resbaladizo de los aviones cuya hélice cruje al viento como una bandera y parece que aplauda como una loca demasiado entusiasta.

Es desde Italia donde lanzaremos al mundo este manifiesto nuestro de violencia atropelladora e incendiaria, con el cual fundamos hoy el "futurismo", porque queremos liberar este país de su fétida gangrena de profesores, de arqueólogos, de cicerones y de anticuarios.

Ya durante demasiado tiempo Italia ha sido un mercado de antiguallas. Nosotros queremos liberarla de los innumerables museos que la cubren toda de cementerios innumerables.

Filippo Tommaso Marinetti, "Le Figaro", 20 de febrero de 1909

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