miércoles, 18 de febrero de 2009
Conoce en 5 pasos a Manet
El pintor del exuberante París de mediados del s.XIX, el gran perturbador de las conciencias burguesas, es sólo el reflejo inicial que devuelve el nombre de Manet. Pero no es el único: para descubrirlo bastan cinco claves, las de un pentagrama que pendula entre la tradición, el escándalo o la bohemia:
Antigüedad: gran conocedor de los clásicos, que estudiará y visitará en su época de formación, Manet logrará alcanzar una magnífica síntesis entre la tradición conocida (temas, formatos, iconografía) y la modernidad deseada. Su estilo, nuevo por completo, deja atrás el envaramiento de los grandes clásicos y opta por un modelo mucho más libre pero de razonados y estrictos códigos.
Impresionismo: para muchos fue un pintor "inacabado", que apenas comulgó con los postulados de la corriente impresionista, sin embargo, Manet, cumplirá con los presupuestos del movimiento a base de un arte de pinceladas necesitadas de la unión retiniana, lumínicamente muy experimental y, sobre todo, asentado en el tratamiento del color.
Dandy: de carácter urbanita y pictórico espíritu bohemio, Manet será uno de los corresponsales plásticos del París de mediados de siglo. Sus ambientes habituales, como sucede con el famoso Folies-Bergère de Montmatre, están repletos de personajes en actitudes festivas, en ocasiones, e indolentes las más de las veces, casi de espera, como sucede con sus camareras-prostitutas. No son los únicos ejemplos en los que puede adivinarse el carácter mundano del artista: retratos de retadoras mujeres sedentes y escenas taurinas completan el compendio de obras que reflejaban la "otra" realidad, siempre vista a través de la serena cualidad de un observador de educado ojo.
Naturaleza: pero a pesar de ello, como sucede con todos los impresionistas, la relación de Manet con los espacios exteriores fue uno de los fundamentos de su pintura. La naturaleza, el color y la luminosidad dictaminan las guías de unas composiciones que, extrañamente sin embargo, no abrigarán una fidelidad completa con su ejercicio al aire libre. Además, será la naturaleza la gran protagonista de muchos de sus cuadros (algunos muy polémicos, como el conocido Almuerzo sobre la hierba), aunque en contadas ocasiones la única.
Desconcierto: ésta es la principal reacción que pudo haber experimentado Manet a lo largo de su carrera al conocer las impresiones provocadas en el espectador; su caso es curioso, si bien durante toda su carrera será un pintor que busque la respetabilidad, sus obras poseerán, ya desde sus comienzos, la capacidad de provocar reacciones de escándalo entre quienes las visionen. Y es que el público al que iban dirigidas, aún a pesar de encontrarse en los umbrales de la modernidad, no estará preparado para un arte donde los protagonistas caminen al borde de la consideración social burguesa.
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