jueves, 18 de septiembre de 2008
Thomas Eakins
(EEUU, 1844-1916)
Uno de los pintores realistas estadounidenses más importantes del siglo XIX. Trabajó al margen de los estilos europeos contemporáneos, convirtiéndose en el primer artista importante después de la Guerra Civil estadounidense (1861-1865), al realizar una obra profunda y llena de fuerza extraída directamente de la experiencia de la vida de su país. Nació en Filadelfia el 25 de julio de 1844 y estudió dibujo en la Academia de Bellas Artes de Pennsylvania desde 1861 a 1866. Al mismo tiempo estudiaba anatomía en la Escuela de Medicina Jefferson, que le llevó a sentir un gran interés durante toda su vida por el realismo científico. Eakins vivió tres años en París, desde 1866 a 1869, donde estudió en la Escuela de Bellas Artes. Recibió gran influencia de las obras de maestros del siglo XVII, en particular de Rembrandt, José de Ribera y Diego Velázquez, que le impresionaron por su realismo y penetración psicológica.
En 1870 regresó a Filadelfia donde habría de pasar el resto de su vida. Los cuadros de Eakins muestran escenas y personas cotidianas de Filadelfia, sobre todo de su vida familiar y de la de sus amigos. Puso en práctica sus inclinaciones científicas en obras con barcos de vela, remeros y temas de caza, en los que dibujaba la anatomía del cuerpo humano en movimiento. Pintó varios cuadros con escenas que transcurren en hospitales, de gran tamaño y fuerza expresiva, entre los que destaca La clínica Gross (1875, Escuela de Medicina de Jefferson, Filadelfia), en la que combina un detallado realismo (el tema es una operación quirúrgica) con una agudeza psicológica en el retrato del cirujano, el doctor Gross. Como director de la Academia de Bellas Artes de Pennsylvania introdujo la innovadora asignatura de anatomía y disección, así como la perspectiva científica, lo cual revolucionó la enseñanza artística en Estados Unidos. Sin embargo, su insistencia en hacer estudios de desnudos escandalizó a las autoridades de la Academia que le obligaron a renunciar a su cargo en 1886.
Durante la última época de su carrera artística el interés científico de Eakins quedó desplazado por el estudio de la psicología y la personalidad dedicándose al retrato de amigos, científicos, músicos, artistas y clérigos. Además de su magistral plasmación de la personalidad, estos retratos se caracterizan por un realismo absoluto y por un sentido escultórico de la forma que se evidencia en el marcado volumen de las cabezas, cuerpos y manos de los retratados. Un buen ejemplo de sus retratos de cuerpo entero es La canción patética (1881, Galería de Arte Corcoran, ciudad de Washington), que muestra la figura erguida de un cantante con una túnica de rica seda, recortada contra la tenue luz del cuarto de música. Aunque ninguna de sus obras le proporcionó popularidad y fortuna, Eakins ejerció una profunda influencia, como pintor y profesor, en el desarrollo del naturalismo en los Estados Unidos. Su acercamiento realista a la pintura fue demasiado adelantado para su época
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