viernes, 28 de marzo de 2008

LA VIDA DE MOURO





El molino de agua, o molino hidráulico, está situado cerca de un regato o de un río, ya que el agua es indispensable para mover los engranajes que hacen mover la piedra.

En uno de estos molinos nací yo. Recuerdo con añoranza aquellos tiempos en la aldea. La verdad absoluta de las cosas... El sol, la lluvia, la luna, las estrellas y que la noche seguía al día.

Viviamos rodeados de prados, frutales y harina de todos tipos. La gente de la aldea traía su grano de maiz, centeno, cebada, lo echaban en la tolva y esperaban a que saliera la harina.

No nos faltaba comida ni cariño ¡ y cuantas cosas aprendía! A veces iba con mi abuelo de excursión, nos tumbabamos en un prado, al lado del río.Llevabamos nueces y manzanas. Recuerdo con placer la sensación del sol en la cara, mientras roiamos la fruta, la suave brisa que movía la hierba y la paz que sentía al ver como se movía acompasadamente la barriga del abuelo. De repente me decía: Vamonos que son las doce y la abuela espera para comer. Yo me sorprendía ¿Como sabes la hora abuelo?- preguntaba. Me señalaba el cielo: Mira, el sol está en lo alto- decía. Nunca se equivocaba.

En las noches claras de agosto me llevaba a ver las estrellas. Me enseñó a conocer la Vía Láctea, Venus, las constelaciones. Me mostró Aldebarán la más brillante de Tauro...y cuando había "lluvia de estrellas"...el ESPECTACULO MAS ALUCINANTE DEL MUNDO.

En invierno, cuando hacía mucho frío nos metíamos entre la leña y nos transportaban a la cocina de la tía Joaquina. ¡Que bien se estaba alli! La lareira estaba encendida todo el invierno y el unico peligro que teniamos era el gato. Félix, era un gato negro, gordo, panzudo. Solo se preocupaba de buscar el sitio más caliente cerca del fuego... a veces saltaba, dando maullidos, abrasado por tumbarse sobre los tizones incandescentes. Todos nos reíamos asomando los bigotes entre los leños...

Los días de invierno transcurrían tranquilos, más cuando llovía. Por las tardes la tía Joaquina y su hermana hilaban, o desgranaban el maíz para los animales. Mis hermanos y yo, observabamos desde nuestro escondrijo como poco a poco la conversación entre las hermanas iba bajando de tono hasta que se quedaban dormidas con una gota en la punta de la nariz...

Pero a nosotros lo que más nos gustaba era cuando hacían pan......ummmm que rico. Amasaban harina de maiz y centeno y despues dejaban reposar la masa durante horas...Despues venía la operación más complicada para nosotros porque cogian mucha leña para calentar el horno. Nos refugiabamos en el fondo de la leñera hasta que el peligro pasaba. Cuando el horno de piedra estaba caliente sacaban las brasas, metían el pan, tapaban con una puerta de piedra tambien y sellaban con bosta de vaca... y a esperar horas y horas

No había luz electrica, ni agua, ni radio, nada de nada y ¿como se enteraban de todo en la aldea? En el molino nos enterabamos de todo lo que pasaba en la ciudad. De quien se había casado o enviudado, de lo mal que comían los del pueblo, de que solo vivían para presumir...

Un día, no había nadie en el molino, subí a una madera y di un salto y de repente me vi metido en un saco de harina. Intenté saltar pero no pude así que me mantuve muy quieto esperando.
Al poco tiempo vi como ataban el saco, noté un traqueteo amortiguado por la harina y cuando pude hacer un boquete en el saco me encontré en un sitio muy extraño. No había sol, ni prados. No estaba mi familia, era un lugar oscuro. Un montón de ojos me observaban con curiosidad.

Lloré durante días ¿Donde estaba?

Al tercer día se acercó a mi una ratoncita, preciosa y me dio un beso, me cogió de la mano y me llevó por un pasadizo.

- Mira, estas en una confitería, no llores, aqui hay de todo... Delante de mi habia un montón de cajas y botes que yo no conocía. Esto es azúcar, aquello cabello de angel, guindas, peras en los botes. Puedes comer de todo. Me sentí reconfortado, no solo por tener una amiga sino tambien porque cuando iba delante de mi observe que tenía un culo muy bonito ¿Que me estaba pasando? Debería estar llorando por la pérdida de la familia y ¿estaba pensando en culos?

Empecé a asistir a las asambleas. Todas las semanas se celebraba una. Los jóvenes ibamos como oyentes, solo los mayores tenían poder de decisión.

El primer día me enteré que solo había un enemigo. Uno muy poderoso al que habia que combatir con inteligencia ZELTIA.

-¿Es un gato? Pregunté a mi amiguita

-No, es mucho peor que un gato, es una fabrica de raticidas- contestó Kía, que así se llamaba mi guapa ratita.

Hay un nuevo alimento debajo de la amasadora- estaba diciendo Duch, un ratón adulto. Tiene una pinta inmejorable y un olor delicioso. Ummmmmmm Un murmullo de placer se extendió por la sala.

-Bien, dijo Chio- un ratón con pinta de jefe, pues le toca probar al abuelo Tom

Así fue como me enteré que los ratones de ciudad tenían un enemigo ZELTIA. Los abuelos probaban los nuevos alimentos y toda la tribu esperaba. Si el abuelo se moría, aquella comida por muy deliciosa que pareciera era intocable.

La guerra era abierta, al descubierto, Zeltia fabricaba alimentos cada vez mas suculentos y con efectos más tardíos y las ratas forenses tenían que descubrir la causa-efecto de las muertes.

Yo me casé con Kía, tuvimos muchos hijos. Es verdad que no nos falta de nada, vivimos calentitos y con comida pero...¡cuanto echo de menos el molino de mi aldea!

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