martes, 4 de noviembre de 2008

Friedrich Overbeck


(Lübeck, 3 de julio de 1789 – Roma, 12 de noviembre de 1869) fue un pintor romántico alemán, perteneciente al movimiento de los nazarenos. Overbeck y Peter von Cornelius son los dos pintores más destacados de este estilo.

Johann Friedrich Overbeck provenía de una familia de la alta burguesía de Lübeck. Sus antepasados habían sido pastores protestantes a lo largo de tres generaciones; su padre Christian Adolph Overbeck (1755-1821) era doctor en Derecho, poeta, pietista místico y burgomaestre de Lübeck. Sus abuelos fueron Georg Christian Overbeck (1713-1786), abogado en Lübeck, y Eleonora Maria Jauch (1732-1797). A poca distancia de la casa familiar, en la Königstrasse estaba el instituto de enseñanza media donde su tío, doctor en teología y prolífico escritor, era el director; allí el sobrino se convirtió en un erudito clásico y recibió una educación artística. Sus primeras lecciones de dibujo le fueron impartidas por Joseph Nicholas Peroux (1804-1806).

Ingresó en la Academia de Viena en marzo de 1806, bajo la dirección de Heinrich Friedrich Füger (1751-1818), un pintor de cierto renombre, perteneciente a la escuela neoclásica del francés Jacques Louis David. Aunque el estudio en la Academia ampliaba sus conocimientos, todo lo demás le resultaba insoportable; Overbeck escribió a un amigo que el ambiente era vulgar, que todo pensamiento noble se suprimía allí, y que al perder toda fe en la humanidad, se tenía que volver hacia sí mismo. Estas palabras permiten comprender su actitud posterior hacia el arte. En su opinión, en Viena, lo mismo que en el resto de Europa, las fuentes puras del arte cristiano se habían corrompido desde hacía siglos, y él buscaba una fuente fresca. Desdeñando a sus contemporáneos, tomó como modelos a los pintores prerrafaelitas de Italia. Se interesó en la obra de los pintores alemanes de finales de la Edad Media, así como por los italianos del Quattrocento. En esto se apartaba radicalmente del gusto dominante en la Academia.

Junto a Franz Pforr, estudiante como él en la Academia de Viena, fundó el 10 de julio 1809 la Lukasbund, inspirada en los gremios medievales. Pretendía establecer las bases de la pintura sobre la religión y un buen trabajo artesanal. Juraron permanecer siempre fieles a la verdad, combatir el academicismo y resucitar por todos los medios el arte. Overbeck diseñó el emblema que debía figurar en la parte trasera de todos los cuadros. Este emblema mostraba a san Lucas dentro de un arco con las letras HWPOVS (Hottinger, Wintergerst, Pforr, Overbeck, Vogel, Sutter), en los ángulos superiores una espada y una antorcha, en lo alto, en el centro, una W de Wahrheit, es decir, verdad. En la parte inferior, la inscripción: 10 Heu Mond 1809.

Overbeck, Franz Pforr, Ludwig Vogel y Johann Konrad Hottinger decidieron marchar a Roma, a donde llegaron el 10 de junio de 1810. Gracias al director de la Academia de Francia en Roma, pudieron alojarse en el monasterio abandonado de San Isidoro; allí vivieron una existencia de recogimiento prácticamente monacal. Su precepto era trabajo duro y honesto y una vida santa; despreciaron la Antigüedad pagana y el Renacimiento por considerarlos falsos; y pretendieron recuperar la simple naturaleza y el arte serio de Perugino, Pinturicchio y el joven Rafael Sanzio. Las características de este estilo eran nobleza de ideas, precisión e incluso dureza en el perfil, composición escolástica, con el añadido de luz, sombra y color. Overbeck era el mentor del movimiento, escribe un compañero: “Nadie que le vea o le oiga hablar puede poner en duda la pureza de sus intenciones, su profunda penetración y abundante conocimiento; es un tesoro de arte y poesía, y un hombre santo”.

En septiembre de 1811 se les une Peter von Cornelius. Al año siguiente, la muerte de su amigo Franz Pforr le sume en una grave crisis espiritual. Busca refugio en la religión y, en 1813, se convierte al Catolicismo. Entonces, Overbeck toma las riendas del movimiento, imprimiéndole un sentido más religioso. El arte de los nazarenos se vuelve hacia una piedad sencilla. Producen una versión esquematizada del arte del primer Rafael.

En los años siguientes, el grupo se centró en la elaboración de frescos monumentales.

El primer encargo es el de la Casa Bartholdy. Jacob Salomon Bartholdy (1779-1825), cónsul general de Prusia en Roma y tío del compositor Félix Mendelssohn, les encargó la decoración del Palazzo Zuccaro. Elaboraron los frescos sobre el tema bíblico de José y sus hermanos. Los temas que correspondieron a Overbeck fueron "José vendido por sus hermanos" (1816-1817) y una luneta en la que están representados los "Siete años de escasez". En estas obras Overbeck demuestra su interés por la iconografía religiosa medieval.

En 1817, el marqués Carlo Massimo les encargó la decoración de su pabellón en el jardín, el Casino Massimo, en Letrán. Overbeck se encargó de la Sala Tasso, donde pinta la Jerusalén liberada; y de las once composiciones, las más grandes y notables, ocupando toda una pared, es el Encuentro entre Godofredo de Bouillon y Pedro el Ermitaño. Estos frescos tardaron diez años en acabarse. Al final, el pintor, cansado, delegó la terminación de la obra en su amigo Joseph von Führich. Resultan, al final, muy desiguales en cuanto a su calidad.

El tiempo libre que logró con esto lo dedicó enteramente a un tema que le resultaba muy atractivo, la Visión de San Francisco, un fresco en la pared exterior de la Capilla de la Porciúncula en la Basílica de Santa María de los Ángeles cerca de Asís; acabado en 1830.

Para 1830, el resto de los pintores alemanes habían regresado a su país, aceptando diversos cargos. Con la partida de Schnorr hacia Múnich y de Führlich a Praga, Overbeck quedó como el único nazareno en Roma. Rechazó las diversas ofertas que le llegaron, tanto del rey de Baviera Luis I, como de instituciones de Düsseldorf y Fráncfort.

Overbeck conservó durante toda su vida el ideal conservador de sus primeros años, incluso cuando las pinturas religiosas de los nazarenos habían sido ya superadas por el postromanticismo y el realismo. Permaneció en Roma hasta el final de su vida, pintando principalmente óleos de carácter religioso.

En 1842 suscribió el manifiesto oficial del purismo italiano: Dell purismo nelle arti (Del purismo en las artes), redactado por Bianchini. Una visita particular que le hizo el papa Pío IX evidenciaba el aprecio que se le tenía en los círculos religiosos romanos.

Murió en Roma en 1869. Se encuentra enterrado en la iglesia de San Bernardo alle Terme. Su epitafio fue realizado por su yerno, el escultor romano Carl Hoffmann (1816-1872).

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