domingo, 23 de noviembre de 2008
A Guarda es la única zona de Europa en la que aún perviven las marcas de marineros
RUBÉN SIMEÓ
A sus 14 años ya presume de una prolífica carrera musical y del reconocimiento de grandes expertos nacionales e internacionales en la trompeta. Formado en el Conservatorio Superior de Música de Vigo, ahora tiene una oferta para actuar en China.
INMA PARDO / VIGO París, Niza o Bruselas han sido testigos del gran talento del joven trompetista Rubén Simeó. Con sólo 14 años está considerado un prodigio de la trompeta mundial. Este joven de Llíria, asentado en Vigo, acaba de actuar en Casinos (Valencia) junto a la banda municipal interpretando su pieza más querida, "El Carnaval de Venecia", "porque tiene muchas notas y es muy divertida", apunta el joven músico, a quien le acaban de ofrecer un gira por China.
En su corta pero intensa carrera recuerda con especial agrado el concierto en el que actuó como solista el 22 de diciembre de 2004 con la Orquesta sinfónica de RTVE en el Auditorio Nacional de Madrid. "Fue muy bonito y además estaba la tele, me hizo mucha ilusión", rememora.
A sus 14 años ya tiene muy claro que en un futuro pretende ser "el mejor solista". Para ello, se fija en el francés Maurice André. "Es el mejor trompetista del mundo y a veces me da clase", dice. Aunque tampoco se olvida de su primer gran maestro, su padre, José Vicente Simeó, profesor de trompeta del Conservatorio Superior de Música de Vigo.
"Mi padre es el que más clase me da, ahora estoy también en el conservatorio de París estudiando. Empecé en el conservatorio de Vigo con mi padre cuando tenía 7 años y él continúa enseñándome. Cuando viajo para ir a los conciertos me acompaña siempre y es el que mejor me indica lo que tengo que hacer", explica.
Aunque reconoce que como solista se encuentra "mejor", asegura que también le gusta tocar a dúo con otros instrumentos. "El piano es el instrumento que más me gusta que me acompañe", indica.
Para este año tiene programados,en septiembre un viaje a París para participar en el Concierto de Hummel para orquesta y trompeta; en navidad, un concierto en Palma de Mallorca y le acaban de ofrecer una gira por China. "Además, voy a hacer mi segunda grabación, la haré en París y me ayudará Maurice André", comenta.
Si bien es consciente de la responsabilidad profesional que ha asumido, Rubén Simeó actúa como cualquier otro niño de su edad, con las mismas ilusiones e inquietudes. A él le encanta viajar. "Además, mi padre siempre intenta darme alguna sorpresa o regalarme algo", apunta.
La trayectoria profesional de este joven trompetista es meteórica. Ha participado en el Concurso Internacional Yamaha en El Escorial; ha actuado como invitado en Valencia con el grupo de metales Spanish Brass; ha estado en el Auditorio Nacional de Zaragoza, ha colaborado con la Sinfónica de Valencia y con la Banda Sinfónica de la Comunidad de Madrid, ha participado en el programa de TVE "El conciertazo" con la Filarmónica de Madrid y ha tocado con la Agrupación Musical de O Rosal en el Festival de Bandas de Música, del programa del Xacobeo "Concertos no camiño". Además, ya es un recurrente ganador del Concurso de Música Clásica de Vigo.
A los ocho años inició seriamente su formación, tutelado por su padre y Javier Viceiro, profesor del Conservatorio Superior de Vigo. Para perfeccionar su técnica estuvo a las órdenes, entre otros, de José Ortí, solista de la Orquesta Nacional de España; Enrique Rioja, de RTVE; y Pierre Thibaud, catedrático del Conservatorio de París.
Rubén Simeó, trompeta, con 8 años. Banda do Rosal.
A Guarda es la única zona de Europa en la que aún perviven las marcas de marineros
Expertos de cinco países investigan el sistema de códigos, de más de 3.000 años, en riesgo de extinción
La tradición de las marcas de los marineros se confunde con los propios orígenes de la pesca. Son parte de un patrimonio mundial en riesgo de desaparición. Sus protagonistas han conseguido mantener vigente durante siglos un código identificativo de signos y símbolos que ahora se desvanece con el declive de las artes tradicionales .
Tal es la situación que A Guarda es único reducto de Europa donde se mantienen vivas. Un hito que ha convertido a la localidad en escenario de un ambicioso trabajo de investigación impulsado por un equipo multidisciplinar de profesionales de cinco países. Los expertos acumulan ya una vasta experiencia sobre el tema porque previamente habían trabajado por separado en sus respectivos campos en Suecia, Holanda, Rusia, Suiza y España. Hace un año emprendieron un estudio comparativo conjunto sobre los sistemas de marcas.
El antropólogo gallego Joam Evans Pims es el único español que forma parte de un proyecto sobre el que ya se pueden establecer las primeras premisas. Entre ellas, que solo en A Guarda pervive lo que se considera el escudo heráldico de decenas de generaciones de marineros.
Libro
No fue un descubrimiento baladí, porque si bien es conocido el uso de estos códigos en Galicia, como en el caso del cementerio de Noia, el experto de Rianxo llegó a A Guarda a través de una publicación que abrió la puerta a la investigación y a uno de sus objetivos: la recogida y puesta en valor de su patrimonio.
El polifacético estudioso guardés Antón Ferreira Lorenzo es el autor de un libro editado por la Asociación Naturalista do Baixo Miño (Anabam) que trata sobre los orígenes, el valor, la presencia y la pervivencia de As marcas dos mariñeiros da Guarda . El documento, un manual sin precedentes sobre la materia, recoge un exhaustivo trabajo de campo en el que el autor recopiló más de 300 entradas con nombres propios de marineros de la villa y otras tantas marcas de identidad con la que sus artífices ponían su sello. Su función, «identificar o propietario do obxecto que a levaba e, por outra banda, identificaba que era pertenza dun invidividuo concreto». De su estudio se concluyen varias curiosidades: desde cómo se iban modificando los signos en cada generación a cómo se interrelacionaban los miembros de una misma familia o cuáles son los símbolos más característicos de la zona (estrela de David, áncora, pata de galiña, cruz)
Patrimonio
Pese a estar en posesión de un legado único y en una comarca donde perviven otros códigos únicos, como la jerga de los cabaqueiros (los hombres de O Rosal que tuvieron que emigrar a Castilla para trabajar en las tejerías), los guardeses no parecen muy conscientes del valor de su patrimonio. El viernes, decenas de marineros reunidos en el puerto, se sorprendían del interés que pudieran suscitar sus representaciones; en manos ya solo de los veteranos, la mayoría jubilados. «Antes sí que se usaban porque había que saber de quen eran os aparellos pero agora a xente nova xa non quere saber do mar nin da marca», afirma Manolo Rodríguez.
Paradógicamente, cualquiera de ellos reconoce al propietario de los signos que aparecen en remos o aladores. Entre los más jóvenes, Ignacio Adrover, que trabaja con los remos marcados y regalados por Manolo Mon.
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