miércoles, 8 de octubre de 2008
La Vanguardia y la Gran Guerra
Un planteamiento comúnmente aceptado dentro del campo de la creación es que son las épocas de crisis el abono más fértil para el arte. Partiendo de esta idea, el Museo Thyssen-Bornemisza (Madrid, España) presenta una magnífica exposición, con artistas de primer nivel, dedicada a la llamada vanguardia histórica, donde se analizan las relaciones entre esta producción y la I Guerra Mundial, así como sus posteriores repercusiones.
Una torre de Babel expresionista
Futuristas, cubistas, fauvistas, rayonistas e, incluso, algún surrealista, forman la plantilla de la presente exposición, destacando en número los representantes expresionistas. Una exposición que aborda, desde un punto de vista entroncado con el belicismo, las principales corrientes de vanguardia de la primera mitad del s.XX; aquéllas que variarán el concepto tradicional del espacio y la percepción, originando una nueva manera de entender la forma en el arte, con unos resultados que aún continúan vigentes. Franz Marc, Egon Schiele, Otto Dix, Brancusi, Natalia Goncharova, Kandinsky, Albert Gleizes, Fernand Léger, Liubov Popoba, Giacomo Balla o Marc Chagall son sólo algunos de los protagonistas reunidos en la muestra comprendida en el Museo Thyssen, a cargo de la Fundación Caja Madrid su continuación, donde es posible disfrutar de las obras de autores como Kirchner, Georges Rouault o André Derain. Un muestrario de primer nivel, que reune a lo más granado del expresionismo alemán, el cubismo ruso y el futurismo italiano (sin contar alguno de los peculiares caligramas de Apollinaire).
Guerra y algo más
Ambas exposiciones se dividen en torno a una serie de epigrafes que tratan de aportar un acercamiento a la repercusión que poseyó la I Guerra Mundial en el surgimiento de la mentalidad colectiva que dio origen a esta "insurrección artística". Una nueva forma de entender el mundo propiciada por la propia realidad a la que habrán de hacer frente: en unos casos desde un punto de vista de denuncia, en otros de una manera mucho más vivida y personal. Una exposición de la que surge una especie de mitología icónica de la guerra, donde la fuerza, el color, la agresión visual, son las notas principales de esta discordancia que tanto marcará al arte.
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