martes, 22 de abril de 2008

Anthonis van Dyck











(Amberes 1599-Londres 1641)

Hijo de un comerciante de Amberes. Su carrera fue breve, pero deslumbradora. Favorecido por nobles y reyes, fundó la escuela de retratistas ingleses, y ha dado su nombre a un color, el “pardo Van Dyck”.

Empezó como aprendiz de Van Balen (1609-1612), y se reveló como artista precoz, según demuestran su Anciano, fechado en 1613. Luego trabajó con Jordaens y con Rubens. Pasó el examen de maestro en 1618. Dos años más tarde, el coleccionista Howard le introdujo en la corte de Inglaterra y le inició en la pintura veneciana.

De 1622 a 1627 residió en Italia; en Roma fue huésped del cardenal Bentivoglio, y luego se estableció en Génova, donde se impuso por sus dotes artísticas y su elegancia; también trabajó en Sicilia. En el período italiano pintó principalmente retratos. En 1627-1632 Van Dyck desenvolvió su actividad en Amberes (retratos, cuadros de altar). En 1630 estuvo en París donde hizo grabar efigies de hombres ilustres dibujadas por él (Iconografía de Van Dyck).

Carlos I le llamó a Londres en 1632, le ennobleció y le colmó de honores y de dinero. Van Dyck pintó entonces a lo mejor de la aristocracia inglesa, a la par que llevaba una vida lujosa en Blackfriars y en su casa de campo de Eltham. Despué de oscilar entre el influjo de Caravaggio y el de Jordaens, según se advierte en sus cabezas de Apóstoles.

Al igual que Rubens, Van Dyck pintó temas literarios y mitológicos, a los que dio un encanto sensual y tierno a la vez (Ninfas en el baño; Diana y Endimión; Reinaldo y Armida).

Fue un gran pintor de temas religiosos, y sus grandes lienzos para las iglesias de Flandes y de Brabante ofrecen una versión original del barroco, sobrio y suave. Su misticismo está impregnado de refinados matices y lánguida tristeza. Estos rasgos son característicos de sus escenas preferidas: La Sagrada Família; La Piedad; El Éxtasis de san Francisco. Su verdadera gloria artística se funda en su labor de retratista.

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