miércoles, 11 de noviembre de 2009
Sorolla camina con Velázquez
Al igual que todos los artistas, Sorolla adeuda parte de su estilo único a influencias previas; en su caso, será Velázquez el gran maestro, aquél de quien comprenderá lo necesario para imprimir a sus obras una atmósfera característica y diferenciada. El Museo Sorolla de Madrid (España) presenta el "diálogo" establecido entre ambos en una exposición que se estructura en torno al Menipo velazqueño y cuenta con obras del periodo de formación del valenciano.
Velázquez ha sido la gran influencia del arte español desde el Barroco; la figura que reúne todas las cualidades, todos los estilos y todo el gesto expresivo más tarde desarrollado. De esta manera, será sin dudar el maestro que subyacerá en buena parte de los artistas posteriores, en temas, forma, composición, luces y sombras, colores y psicología. Homenajeado hasta la saciedad en el s.XX por autores de obras tan evidentes como las Meninas de Picasso o los Inocencios de Bacon, existen, sin embargo, pintores en el que la espíritu velazqueño es más residual. Sorolla presenta esta sutileza, ahora al descubierto en una muestra que sitúa frente a frente a ambos autores.
Concebido como un proyecto expositivo con vocación de continuidad, la exposición organizada por el Ministerio de Cultura y la Fundación Museo Sorolla se establece en torno a tres ejes temáticos: Realismo, Retratos y Paisaje. Desde cada uno de estos puntos de vista se va a revisar la relación del valenciano con la tradición naturalista previa, así como su filiación con Velázquez, presente en retratos como Mis hijos o el Autorretrato de Sorolla. Una lección de composición que asumirá en una clave moderna y que le llevará a alumbrar obras maestras como La bata rosa.
La muestra acoge un total de once pinturas de Sorolla, el cuadro de Velázquez donde aparece representado el filósofo satírico Menipo de Gadara -alejado de cualquier imagen clásica e idílica-, junto con tres de las copias que Sorolla hizo de cuadros de Velázquez en su etapa de formación. Aquí se establece ya la relación que mantuvo con el que será su gran referente y en cuyo conocimiento irá profundizando con el paso del tiempo según vaya aumentando la comprensión de su pintura. Un entendimiento en el cual tendrá una influencia decisiva la obra de autores extranjeros influidos asimismo por Velázquez, como sucederá con el sueco Anders Zorn, de quien Sorolla considerará que "[...] había resumido lo que nosotros, teniendo en casa a Velázquez y contemplándolo todos los días, no vemos ni entendemos por sobra de prejuicios".
Más información: Museo Sorolla
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