miércoles, 15 de abril de 2009
Opera interrupta
Las obras de la Sagrada Familia en 1928, tal como pudo verlas Gaudí antes de morir.
¿Cuándo una obra de arte está finalizada? Ésta es una de las preguntas que todo creador se ha hecho alguna vez a lo largo del proceso de ejecución de una pieza, entre la indecisión, el perfeccionismo y el reparo a realizar añadidos innecesarios. A lo largo de la historia pueden encontrarse múltiples ejemplos de obras inacabadas, en unos casos debido al fallecimiento del autor, por decisión propia en muchos otros (respondiendo a una forma de concebir la plasticidad aún muy adelantada a su época). Gaudí, Rembrandt, Goya, Rodin o Miguel Ángel son tan sólo algunos de los socios del club de las "opera interrupta" que, muchas veces gracias a ello, dejaron en herencia excepcionales muestras artísticas.
La Sagrada Familia en 1915.
Al igual que sucede con muchos otros aspectos, los procesos y límites asociados al mundo del arte difieren de los de la "vida corriente", si se quiere decir así. De este modo, lo acabado, la corrección y la perfección son términos que no siempre aseguran la génesis de una obra de arte. Existen casos incluso de obras que sin ser su destino último la no finalización han adquirido una identidad propia principalmente por esta característica; un buen ejemplo de ello es el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, en Barcelona (España), obra del Antoni Gaudí, famoso por no haber llegado a ser concluido debido a la temprana muerte del arquitecto (quien fue construyéndolo además sin planos). Algo semejante a lo que sucederá con el más monumental de los encargos realizados a Rodin, dos grandes puertas -las Puertas del Infierno- comisionadas para el Museo de Artes Decorativas de París e inacabadas debido al fallecimiento del escultor; o a los cartones encargados por Carlos III a Goya, quien no puedo finalizarlos por culpa igualmente de su muerte.
En estos casos, la "obra inacabada" fue por accidente, pero existen muchas otras cuyo carácter inconcluso fue buscado ex profeso por el autor: quizá uno de los casos más famosos sea el de Miguel Ángel, quién dejó inacabados con intención los tondos Taddei y Pitti, así como - aunque en este caso también por causas ajenas- algunas de las esculturas de su última etapa (destacan sus pietás rondanini). Miguel Ángel ya adelantó algo que posteriormente será más común: la experimentación, tanto con técnicas como con el lenguaje plástico. Rembrandt dejó muchos de sus grabados sin finalizar, recurriendo tan sólo a una suerte de esbozo de líneas entrecruzadas; Duchamp no terminará su obra El Gran vidrio, en la que trabajó durante ocho años, hasta que la dé definitivamente "por inacabada" y Munch realizará múltiples variaciones y obras inacabadas de su famoso cuadro "El Grito".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario