miércoles, 17 de octubre de 2012

Félix Castelo




Félix Castelo o Castello (Madrid 1595-ibid. 1651), pintor barroco español, miembro de una dinastía de artistas italianos encabezada por su abuelo, Giovanni Battista Castello, llamado el Bergamasco, quien se trasladó a España en tiempos de Felipe II, y continuada por su padre, Fabricio Castello, y su tío Nicolás Granello, formados en El Escorial, donde participaron en la decoración de la Basílica. Aunque su apellido suele aparecer castellanizado Castelo, él firmó sus obras indistintamente de un modo y otro.
Hijo de Fabricio y de Catalina Mata, fue bautizado el 4 de julio de 1595 en la parroquia de San Sebastián de Madrid. En diciembre de 1615 contrajo matrimonio en la misma iglesia con Catalina de Argüello, teniendo fijado su domicilio en la plazuela de Antón Martín. Dos años más tarde solictó el título de Pintor del Rey vacante a la muerte de su padre, alegando los servicios prestados a la corona por sus antepasados y la necesidad en la que se encontraban él y sus cinco hermanos menores, de los que debía hacerse cargo al haber fallecido también su madre en 1608 de sobreparto.

A pesar de estos orígenes familiares, su formación como pintor debió de realizarla junto a Vicente Carducho, de quien según Jusepe Martínez habría sido el discípulo más antiguo y con el que se confundían muchos de sus cuadros. Vinculado a él estilísticamente en las escasas obras conservadas, parece probable que permaneciese varios años trabajando como oficial de Carducho, pues hasta 1633 no hay noticias de su trabajo como pintor independiente. Para entonces (1627) ya había solicitado por segunda vez la plaza de Pintor del Rey que había quedado vacante, ahora por la muerte de Bartolomé González. Para cubrir dicha plaza se solicitó la opinión de Vicente Carducho, Eugenio Cajés y Diego Velázquez, mostrándose los tres conformes en proponer en primer lugar a Antonio de Lanchares. Tras él Cajés y Carducho proponían a Castelo (relegado por Velázquez al tercer lugar, tras Angelo Nardi), por ser
«hombre de mucha suficiencia y esperiencia del ólio, fresco y temple y en todo general y digno desta plaza de pintor, por ser la que tubo su padre»
.
No obstante estos fracasos, en 1634 fue llamado a participar en la serie de cuadros de batallas para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro, correspondiéndole la Recuperación de la isla de San Cristóbal por don Fadrique de Toledo, Museo Nacional del Prado, y el año siguiente firmó el Tedorico para la serie de reyes godos del mismo palacio. En ambos lienzos, junto al aspecto monumental de los personajes, indudablemente debido a Carducho, destaca la importancia y vivacidad que adquiere el paisaje, lo que permite explicar que el siguiente encargo que reciba de palacio sea una serie de cinco vistas de las casas de campo reales. Antes, en 1635 había contratado la terminación de los retablos del Hospital de Afuera de Toledo que El Greco había dejado inacabados.

 En 1639, con Jusepe Leonardo, se comprometió a pintar ocho retratos de reyes para el Salón Nuevo del Alcázar, perdidos, y de nuevo con Leonardo y Angelo Nardi las pinturas del retablo de la Magdalena de Getafe. En 1641 recibió un nuevo encargo de la corte, la pintura del Sagrario de la capilla del Alcázar, y firmó el que quizá sea su trabajo más personal, la Parábola del convidado a las bodas para los Capuchinos de Segovia (actualmente en colección particular), obra notable en la que muestra su capacidad para componer una escena con muchos personajes, si bien inspirada en el lienzo del mismo asunto de Bartolomé Román para el monasterio de la Encarnación de Madrid.

No vuelven a tenerse noticias de su vida hasta noviembre de 1647, cuando enviuda, contrayendo inmediatamente nuevo matrimonio con Bárbara de Huete (febrero de 1648). Murió en Madrid el 12 de septiembre de 1651. Fuera de las obras citadas se conservan una Lactación de la Virgen a San Bernardo, firmada, en la iglesia de San Juan en Telde (Gran Canaria), tan próxima a Carducho que alguna vez se le ha atribuido, y algunas obras atribuidas por semejanza estilística, entre las que destaca el San Francisco de Asís en la Porciúncula del Museo del Prado.
 

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