jueves, 17 de julio de 2008

Los básicos del arte

El verano es un tiempo para retomar aficiones. Para, por fin, ocuparnos de todo aquello que durante el año hemos ido dejando pendiente por falta de tiempo: viajar, leer libros acumulados, aprender un poco más de algún tema que nos apasiona… Aunque, si ese tema es el arte, son muchas, muchísimas, las obras por conocer. Así que hemos decidido trabajar por ti y crear una pequeña colección de básicos para el verano. Un decálogo pensado para que disfrutes de algunas de las mejores obras de todos los tiempos, ahora reunidas y analizadas para ofrecerte una visión de conjunto de todo lo sucedido en el arte occidental de los últimos dos siglos.



Fra Angélico: La Anunciación (s.XV)



Por qué conocerla: El arte de herencia grecolatina se caracteriza por la representación en tres dimensiones. Y el naturalismo. Masaccio será el primero en aplicar la perspectiva lineal, pero Fra Angélico el primero en reunir profundidad y humanidad en sus composiciones. Fra Angélico posee lo mejor de los dos mundos, del que está por acabar y del Renacimiento que comienza. Y una buena muestra de ello son sus delicadas y perfectas Anunciaciones.


Miguel Ángel: David (1501-1504)



Por qué conocerla: Continúa con la tradición clásica iniciada por Policleto en relación a las proporciones armónicas, modifica la iconografía preexistente de David (Donatello y Verrochio lo representaron como un jovencito victorioso) y, lo más importante, con su concepción centrípeta de las fuerzas que generan movimiento antecede dentro del pleno Renacimiento el Manierismo posterior. La escultura "guarda" en su interior el movimiento, mostrándonos de una forma no explícita toda la violencia que antecede al combate.


El Greco: El entierro del Conde de Orgaz (1541-1614)



Por qué conocerla: Tres palabras: diopsia (o doble punto de vista), tradición bizantina (o estilización de las figuras) y conceptualización (o representación no naturalista de la realidad). Esta obra, concebida como una "continuación" del sepulcro físico del Conde de Orgaz, es uno de los mejores ejemplos de manierismo de todos los tiempos. Y está considerada también como el primer retrato colectivo de la Historia del Arte.



Caravaggio: Decapitación de San Juan Bautista (1608


Por qué conocerla: Reúne las características de la corriente tenebrista de la mano de uno de los mejores artistas que ha dado la historia y es, al tiempo, un particular mea culpa, que nos convierte en auténticos voyeurs de la escena. Además, Caravaggio ya adelanta algo que posteriormente será muy común: el gusto por los aspectos menos agradables de la realidad.

Velázquez: Las Meninas (1656)


Por qué conocerla: Para entender que las limitaciones son los acicates del arte, que un verdadero artista puede tomar un género estanco en un momento, como el retrato, y darle la vuelta con originalidad y técnica, y para poder disfrutar de todas las versiones posteriores de esta obra, hoy un icono, que circulan por el mundo del arte.


Francisco de Goya Saturno devorando a sus hijos (1820-1823)




Por qué conocerla: Es arte en estado puro. Supera cualquier clase de valoración estética o compositiva para mostrar el dolor y la locura de una forma directa, desde el genio y sin mediar "juegos florales", con lo que el espectador no puede evitar el golpe que supone la imagen. El sentimiento frente a la forma, como un par de siglos después descubrirán, y van a aplicar, los expresionistas.


Caspar David Friedrich El mar helado (1823-24)



Por qué conocerla: Caspar Friedrich es uno de los mejores exponentes del Romanticismo alemán. Esta corriente, que definirá parte del s. XIX en las artes, toma la naturaleza como un elemento a través del cual mostrar las pasiones internas. Ésta deja de ser un decorado y se convierte en protagonista de la obra y reflejo del mundo atormentado de sus creadores.


Turner: Lluvia, niebla, velocidad (1844)




Por qué conocerla: El desarrollo de los medios de transporte en el s. XIX (el tren entre ellos) modificaron la percepción de la realidad; el paisaje se contempla de una forma distinta debido a las características que le imprime la velocidad. Esta obra es un ejemplo, rayano en la abstracción, que preludia con medio siglo de adelanto a futuristas de las vanguardias históricas como Boccioni.


Manet: Desayuno en la hierba (1863)




Por qué conocerla: En su momento su presentación supuso un auténtico escándalo, siendo calificada de impúdica. El desnudo no era algo nuevo en las artes pero sí era la primera vez que no se "compenetraba" con el entorno . El momento y las vestimentas del resto de personajes aumentan la sensación de intimidad y el malestar de una sociedad que no podía aceptar una representación de esta clase sin una excusa.

Cézanne: Montaña de Santa Victoria (1904)


Por qué conocerla: Sin Cézanne no sabemos qué hubiera hecho Picasso, pero es casi seguro que el cubismo no hubiera tenido lugar. Las pinceladas de carácter cúbico reproducen una realidad que ha dejado de ser una copia del natural para conformarse a partir de planos, aún imbricados de una forma naturalista pero claramente basados en formas geométricas.

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