Aprovecho mis últimos momentos en Tenerife tomando el sol en la terraza del hotel, mientras leo, o más bien echo un vistazo al País Semanal. Me muero de risa con el artículo de Rosa Montero - MANERAS DE VIVIR-...
Su abuela, una señora de 90 años iba paseando con su hijo, tío de la escritora y cuando fue saludado cariñosamente por unos chicos de unos treinta años ella preguntó ¿Quienes son?. El hijo le informó que habían sido alumnos suyos y ella exclamó ¡Pero que viejos!
Eso nos pasa a todos en algún momento, el resto del mundo envejece y nosotros nos quedamos como momificados. Lo expresa muy bien Rosa Montero: "El mundo va envejeciendo a todo velocidad a tu alrededor, el vendaval del tiempo silba atronodoramente en tus oídos, pero por dentro tú te sigues sintiendo tan tonto y tan joven como siempre. Sólo que cada vez un poco más disociado de tu cuerpo".
YA HE VUELTO!!!
2 comentarios:
Bienvenida entonces.
Pensé que el sentimiento de quedarse anclado en una edad mental juvenil solo pertenecía a los hombres. Si al final va a resultar que somos mas parecidos de lo que algunas quieren.
Ja, ja, si al final "todo mi feminismo" se va a quedar en "agua de borrajas".
Biquiños
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