La viguesa Eva Elorrieta y el chino Long Long Yu crearon Pictoson, aplicación que ha recibido un premio internacional
vigo / la voz
19 de noviembre de 2013
Durante un viaje al desierto de Marruecos, la
viguesa Eva Elorrieta se topó de bruces con el muro de la
incomunicación, porque a pesar de saber hablar inglés, francés y
castellano y poder escribir y leer en árabe, le resultaba imposible
entenderse en un dialecto bereber con los habitantes del pequeño enclave
rural en el sur este del país. Como se ha hecho toda la vida cuando
esto pasa, acabó entendiéndose por señas, utilizando las manos, los
gestos y los dibujos, pero lo importante de la experiencia en la que se
sintió tan aislada es que le llevó a una reflexión que años más tarde se
ha convertido en una aplicación para móviles y tabletas que pretende
dar solución a casos como el suyo y muchas cosas más.
Porque al tiempo, comprobó que en aquel pueblo los niños tenían pocos medios para estudiar y aprender. «Si las imágenes son universales, quizás las podríamos unir a grafías y pronunciaciones», se dijo. Entonces le preguntó a su amigo y colega Long Long Yu, ingeniero de Telecomunicaciones (que estaba entonces en la Universidad de Vigo y ahora en la de Barcelona), sobre la posibilidad de crear una aplicación educacional y también de ocio, en viajes, basada en esta idea. Y le respondió que sí. Dos años más tarde, fruto del trabajo conjunto, nació Pictoson, una aplicación «gratuita, social y colaborativa destinada a mejorar la comunicación entre la gente que funciona como un sencillo diccionario sonoro multilingüe», explica.
Porque al tiempo, comprobó que en aquel pueblo los niños tenían pocos medios para estudiar y aprender. «Si las imágenes son universales, quizás las podríamos unir a grafías y pronunciaciones», se dijo. Entonces le preguntó a su amigo y colega Long Long Yu, ingeniero de Telecomunicaciones (que estaba entonces en la Universidad de Vigo y ahora en la de Barcelona), sobre la posibilidad de crear una aplicación educacional y también de ocio, en viajes, basada en esta idea. Y le respondió que sí. Dos años más tarde, fruto del trabajo conjunto, nació Pictoson, una aplicación «gratuita, social y colaborativa destinada a mejorar la comunicación entre la gente que funciona como un sencillo diccionario sonoro multilingüe», explica.
Elorrieta, licenciada en Ciencias Políticas por
la Universidad de Santiago, tiene experiencia en diferentes sectores.
Textil, construcción o espectáculos han sido algunos en los que ha
trabajado, pero también se ha formado en soluciones y desarrollos para
software. Desde Londres, donde acaba de ser fichada para una plataforma
de contenidos digitales, añade que les gustaría que su aplicación se
utilizase donde no hay recursos lingüísticos y educativos. Llevar alta
tecnología a donde no tienen ni para lápices parece difícil, pero no
tanto si tenemos en cuenta que Pictoson ha sido uno de los trece
proyectos ganadores del concurso Global Apps to Empower, dotado con un
premio de 10.000 dólares. En este proyecto se han unido empresas y
entidades como United Nations Office for Partnership, American Digital
University o Datawind. Esta última desarrolla un proyecto en India para
poner en el mercado tabletas a 29 libras y el primer lanzamiento será de
14 millones de dispositivos. Estas tabletas contendrán la aplicación de
la viguesa y otras destinadas a ofrecer herramientas para el desarrollo
educativo de mujeres y jóvenes. El secretario general de Naciones
Unidas, Ban-Ki Moon, ha manifestado sobre este plan que «el desafío es
contrarrestar las diferencias tecnológicas y crear puentes. Necesitamos
hacer más para ayudar a que puedan aprovecharse de las oportunidades que
ofrece la tecnología especialmente los que todavía no están conectados a
la revolución digital».
Pictoson, que por ahora y desde hace un año está
disponible para Android, traduce pictogramas a 22 lenguas resolviendo a
través de audio e imagen problemas de comunicación. Pero continúan
intentando mejorarla. Elorrieta y Yu indican que además de diseñar un
pasatiempo de aprendizaje rápido, les gustaría desarrollar 42 categorías
más a través de una plataforma para la que necesitan obtener apoyos.
Por ahora, la app «sigue evolucionando», indica Elorrieta, creadora del
proyecto.
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