miércoles, 25 de noviembre de 2009

TIM BURTON A flor de piel













Aunque ya hace tiempo que la animación pasó a engrosar la lista de géneros susceptibles de ser expuestos, la muestra de Tim Burton presente en el MOMA (Nueva York, EE.UU.) ha venido a abrir una nueva vertiente de reflexión: ¿existe un arte emocional? Las creaciones de Burton superan la mera consideración de "dibujo" y participan de un espíritu proveniente de la mejor tradición decimonónica. El Romanticismo inauguró el arte "sentimental", el goticismo depuró la estética; Burton representa la conexión de ambas tendencias y abre la puerta a la posibilidad de una evolución extrema en el s.XXI caracterizada por la exaltación de una forma que trata de comunicar un fondo cada vez más básico.


Las tendencias artísticas avanzan y la reinterpretación es la clave del desarrollo, más en un campo que se mueve al amparo de las modas cíclicas: en el XIX el Romanticismo instauró una forma de concebir el arte como el medio que podía constituirse en vehículo expresivo de las pulsiones humanas, todas ellas trágicas e inefables, la mayor parte de las veces. La evasión y la naturaleza se constituirán en los aliados perfectos de un contemporáneo cuya existencia está marcada por el "sufrimiento". Una característica que compartirán grupos posteriores, si bien la mayoría no han sido nunca prestigiados. La tendencia gótica tomará las notas básicas de este sufrimiento y lo rodeará de una apariencia: oscura, épica, mortal, este género como corriente artística ponderará el formalismo sobre el ánimo y se reducirá básicamente a manifestaciones fantásticas y al cómic.

En la actualidad ambas tendencias se han fusionado en un remedo llamado "Emotional" que encuentra en creadores como Tim Burton su estandarte. Si bien el dolor por el mundo no es algo nuevo, la estética que acompaña a este sentimiento sí lo es. Única, como Barton, asume influencias de diversos tipos para acabar generando una apariencia similar que, a pesar del contenido, posee una potencialidad aún no explorada, quizá por las propias peculiaridades del pensamiento. Pero, al igual que en su día los románticos fueron la punta visible y exagerada de la desazón (y hoy en día su calidad es incuestionable), existe la posibilidad de que surja a partir de aquí un arte nuevo e impredecible que genere manifestaciones de auténtico interés como reflejo del cambio que se está operando en el mundo.

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