Escribe Julio Sergio Castro Quinteiro en FARO DE VIGO
Tan pronto vi sus cuadros, quedé embobado viendo aquellos personajes fantásticos y raros, así como aquellas fascinantes composiciones y, todos los días,volvía a escudriñar nuevos detalles ocultos.
El pintor quedó extrañado de que un mocoso como yo examinase con tal detenimiento su obra. Se dirigió a mí, sin identificarse y recabó mi opinión sobre los cuadros. Le caí bien y entablamos cierta amistad; y aquel buen hombre me hizo y regaló un dibujo que él mismo tituló "Libertade", cuya temática versa sobre una composición en la que un arracimado grupo de personas, con cara de susto y sufrimiento, dentro de una negra cueva, al pie de unas sinuosas y largas escaleras, buscan la salida, que se acababa mostrando al final, como una pequeña claridad de la entrada; y me lo dedicó con el deseo de que terminase siendo un gran pintor. Siento no haber cumplido sus expectativas.
Yo, en mi orgullo infantil, me sentí obligado a corresponderle. Busqué una piedra y con más intención que arte, cincelé una cara y la coloreé y se la ofrecí como presente y él tuvo la delicadeza de tratarla como si de una obra de arte se tratase.
Cuarenta y cuatro años después leo en FARO DE VIGO una sencilla esquela anunciando su muerte e incineración, sin que constase el título que había ganado con su arte: Pintor.
Me sentí triste y apenado, sobre todo por su ausencia, pero más aún porque se ha ido en silencio, sin reconocimiento alguno de su genialidad. Solo X.L. Méndez Ferrín se acordó de hacerle justicia en un precioso artículo titulado "Sen Limés", también publicado en FARO.
Límés deja tres obras suyas en el fondo de la colección de Caixanova (si no fueron repartidas como indemnización entre sus directivos), en los museos de Vigo y Pontevedra y en casas de muchos particulares.
Quiero proponer a nuestro Ayuntamiento que, en su pinacoteca organice una exposición retrospectiva en homenaje a este, donde se dé a conocer su legado, para que su mundo onírico sea contemplado y valorado por los vigueses y que se le dedique una calle a este vigués de pro que tanto aportó a la pintura gallega, tal como ya la tienen otros como Colmeiro, Laxeiro y Lugris.
--------------------------------Y yo digo:
Luis Limés Ambrós, un pintor con una imaginación desbordante, sus cuadros son pura fantasía pero, reconozcamoslo Sergio, un personaje muy, muy raro. Se entendió muy bien con mi padre, le contaba anecdotas como la de una señora que le compró un cuadro en una exposición y cuando se enteró que aparte de pintor era el barbero de las Traviesas se lo devolvió. Creo que era con mi padre con las pocas personas con las que podía compartir esas cuitas y acabar riendose.
Sentía un amor por la figura de Laxeiro que yo consideraba obsesión, lo había convertido en un Dios. Con Manfred Schwarz tenía una gran amistad. Acabamos haciendo un trío... Manfred visitaba a Limés, este le regalaba un dibujito y el dibujo acababa en mi casa. Era como el círculo de la necesidad orgullosa. Ahora tengo más de 50 dibujos de Luis Limés, algunos dedicados a su amigo Frank (Manfred).
En los últimos diez años de su vida se volvió todavía más raro, SE METIO EN CAMA. En Vigo decíamos LIMES VIVE EN CAMIÑA y alguno preguntaba ¿Vive ahora en Portugal?
Un día Manfred me invitó a visitarlo, me dijo "se va a levantar para recibirte". Llegamos a su casa y su mujer nos condujo al dormitorio. Allí estaba, en el lecho, recostado sobre un montón de almohadas. Su mujer empezó a traer cuadros para enseñarme...timidamente pregunté el precio- Limés se incorporó y empezó a divagar... "es que si los vendiera en Santiago, bueno si los vendiera en Madrid..." y no soltaba ninguna cantidad. La mujer lo miraba ansiosamente, más bien con expresión de desesperación. A los dos minutos volvio con un retrato, un dibujo que Laxeiro le había hecho al pintor Limés años atras. Miré el dibujo y me entró un arrebato de amor "te doy un millón por él" (pesetas)- Se produjo un silencio que cortaba el aire. Limés me miraba de una forma muy rara, su mujer tenía ojos de Virgen implorante y yo dejé de respirar al pensar en lo que había hecho....que diga que no, que diga que no, pensaba y sonó una voz poderosa como un trueno ....FUERA DE MI CASA, FUERA DE MI CASA- Dios! en aquel momento se aflojaron todas las tuercas de mi cuerpo... ya estaba en la puerta cuando vuelvo a escuchar la voz...VEN AQUI! Volví al tálamo y recogí un dibujo. A los pocos días me tropecé con el pintor JOSE MARIA BARREIRO y riendo le conté la historia. Me escuchó atentamente y dijo:
¿COMO OFRECES ESAS CANTIDADES, NO VES QUE ESTROPEAS A LOS ARTISTAS?
Gracias Luis Limés
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