lunes, 10 de enero de 2011
Eduardo Zamacois y Zabala
Eduardo Zamacois Zabala, nace en Bilbao en 1841 en el seno de una familia acomodada de intelectuales. Desde muy joven mostró su inclinación a la pintura iniciándose en el estudio del pintor José Balaca y más tarde en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. Sus visitas al Museo del Prado y la copia de los grandes maestros como Velázquez, Murillo o Ribera, desarrollaron su destreza en el dibujo y el color.
Con 19 años viaja a París por consejo de su maestro Federico Madrazo, quien le tiene por uno de sus discípulos predilectos, y le recomienda continuar su formación con Ernest Meissonier, uno de los más famosos pintores de género de la época. En el taller de Meissonier, Zamacois depuró su técnica basada en la minuciosidad preciosista, tan admirada por aquella época.
Su estancia en la ciudad del Sena le puso en contacto con intelectuales como Cabanel, Bonnat o Alejandro Dumas, y marchantes como Reitlinger que le ofreció un contrato. Por esa época la Diputación vizcaina le concedió una pensión para sus estudios, lo que le permitió dedicarse con tranquilidad a su trabajo y a la riqueza cultural que la vida parisina ofrecía. En este sentido, fue cliente asiduo del Café Moulouse donde compartía tertulia con José Laguna, Eduardo León Escura o Jean Vibert, entre otros.
Corta, pero exitosa carrera
Asiduo expositor de los salones oficiales de París, en 1867 recibe la primera medalla. Al año siguiente lo encontramos en Roma instalado en el estudio de Fortuny, quien en esos momentos se encontraba en Madrid realizando pinturas y acuarelas de temática taurina. En Roma pintará El refertorio de los Trinitarios, en el que desarrolla un estilo más personal. Por esas fechas firma un ventajoso contrato con Adolphe Goupil, quien le abrió las puertas a importantes compradores como Robert Cutting, William Vanderlit, Stebbins, Matilde Bonaparte, los príncipes Metternich o el escritor Charles Dickens.
Un año más tarde, Fortuny se traslada a París y Zamacois le introduce en la vida parisina presentándole a Meissonier y al círculo de pintores de Vibert. Esto le trajo al pintor de Reus el éxito comercial y le posibilitó realizar una importante exposición en 1870 que le convertirá en uno de los pintores más cotizados del momento.
Su pintura de género ambientada en el XVIII encajaba perfectamente con el gusto imperante en la época. Zamacois pintó más de cincuenta cuadros entre 1865 y 1871, año en el que falleció a causa de una angina de pecho. Su trabajo fue reconocido en numerosas ocasiones con medallas en las exposiciones Nacionales de Madrid y de París, incluso a título póstumo con la Legión de Honor en 1874
La temática más frecuente en su obra fue la de género, directamente influenciada por Meissonier, en tablas de pequeño formato. Su especialidad fueron los temas histórico-costumbristas y anecdóticos, entre los que sobresalen: A la puerta de la iglesia, Regreso al convento, Mosqueteros ebrios, Los pobres de España, Quintos, Los favoritos del rey, Los bufones, y La infanta y su guardaespaldas. Todos ellos realizados con una técnica preciosista de minuciosidad descriptiva a base de pinceladas sueltas y de brillante cromatismo que recuerda a Fortuny, pero especialmente a los pintores franceses del círculo de Meissonier.
C. R.vivebilbao
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