martes, 18 de marzo de 2008

LEONARDO DA VINCI

















(Vinci 1452 -1519 castillo de Cloux)

Su nombre completo es Leonardo di Ser Piero da Vinci. Pintor, escultor, ingeniero, arquitecto y sabio italiano, fue el hombre del Renacimiento por excelencia y uno de los más grandes pintores de todos los tiempos

Leonardo, que había heredado todas las aspiraciones artísticas del quattrocento florentino, aportó conclusiones geniales a las investigaciones de su siglo. En pintura confirmó la conquista del claroscuro y la de una envoltura tonal difuminada y sutil, que tuvo resonancia decisiva. En la escultura y la arquitectura también dio un impulso sobre la necesidad de expresión. Y sus dibujos poseen una precisión y una potencia visionaria inigualadas.

Fue hijo natural de Ser Piero, notario de la señoría de Florencia, quien en 1469 lo confió a Verrochio, que lo inició en la escultura y la pintura; en 1472, Leonardo estaba ya inscrito en el registro de pintores florentinos, y hasta finales de 1481 o principios de 1482 debió de permanecer en Florencia. Las pinturas de esta época, La anunciación y Retrato de Ginebra Benci, muestran de qué modo el estilo y la sutileza florentina habían influido en el joven artista.

En La adoración de los Magos, obra encargada por los monjes de Scopeto, y que dejó inacabada al trasladarse a Milán, aportó conclusiones personales a los problemas contemporáneos: el sfumato diluye los contornos y las masas plásticas en una nueva realidad más sugestiva, más poética, donde juegan los hallazgos expresivos.

En 1482 se trasladó a Milán, y se ofreció como arquitecto, ingeniero militar, pintor y escultor a Ludovico Moro, quien lo empleó como organizador de fiestas y le encargó la estatua ecuestre a su padre, Francesco Sforza, de proporciones colosales, en la que Leonardo trabajó durante dieciséis años y que no llegó a ser fundida.

Leonardo da Vinci abordó también problemas de arquitectura, y participó en las discusiones sobre la construcción de las catedrales de Milán y Pavía. Al mismo tiempo continuó sus investigaciones sobre técnica pictórica. En La Virgen de las rocas alcanzó definitivamente la transfiguración del tema por medio de la luz difusa, que era una de sus principales preocupaciones. En 1499 pintó una de sus obras maestras, La cena del refectorio de Santa Maria delle Grazie, en la que una ordenación regular y simétrica sirve de apoyo a una intensa emoción.

A la caída del ducado del Milán, en 1499, Leonardo era ya conocido en toda Italia. Marchó a Mantua, donde realizó el retrato de Isabel de Este, y después volvió a Florencia, donde su presencia marcó el comienzo de una nueva era. Realizó entonces una serie de obras que tuvieron gran resonancia: el cartón para la Santa Ana, y poco después el cuadro definitivo (Louvre): el retrato de Mona Lisa y La batalla de Anghiari, pintura mural para la sala del gran consejo del palacio Viejo que dejó inacabada y se perdió.

Posteriormente volvió a Milán y realizó un monumento ecuestre para la tumba del Trivulzio. En Milán formó escuela: Ambrosio de Predis, Luini y Solario. Los españoles Hernán Yánez de la Almedina y Hernando Llanos fueron los primeros que divulgaron el leordanismo fuera de Italia. Después de dos años pasados en Roma, Leonardó marchó a Francia en 1515, donde se dedicó sobre todo a estudios arquitectónicos para los castillos reales.

A pesar de que muchas de sus obras se han perdido o no están acabadas, la significación de su obra es inmensa.

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