lunes, 22 de noviembre de 2010

EL JUICIO DE PARIS


Eris o Eride, diosa de la Discordia, enfadada por no haber sido invitada a la boda de Peleo y Tetis, pensó la forma de sembrar la discordia entre los invitados, se presentó en el lugar del banquete y arrojó la manzana de oro para que las diosas presentes se disputaran el grado de la más hermosa.

Paris, hijo de Priamo de Troya por una profecía estaba destinado a ser la perdición de su pueblo, así que su padre ordenó a un esclavo que lo matara. El esclavo lo dejó abandonado en el monte Ida, unos pastores lo encontraron, lo criaron y se convirtio en un pastor.

En el juicio de Paris, el dios mensajero, Hermes o Mercurio, localizó al "principe-pastor" y le dió la manzana ordenandole que se la entregara a la diosa que considerara más hermosa. Zeus lo había elegido por haber vivido separado del mundo y de las pasiones humanas; por esta razón él esperaba que su juicio fuera absolutamente imparcial.

Cada una de las diosas pretendió convencer al improvisado juez. Juno le ofreció Asia, Minerva le prometió que lo convertiría en un gran guerrero y conquistador y Venus prometió entregarle a la bella Elena de Esparta junto con Amor, Deseo, Pasión e himen, las tres gracias. Al final Venus ganó la manzana pero el veredicto provocó el resentimiento de Juno y Minerva.

Cuando Paris raptó a Elena, los griegos tomaron las armas para recuperarla, lo que dio lugar a la guera de Troya en la cual luchó Paris con entusiasmo provocando su destrucción.

En este cuadro de PETER PAUL RUBENS vemos a las tres diosas en un paisaje pastoril en el que la ropa era innecesaria. En una de las versiones del Juicio de Paris, el principe troyano le pide a las diosas que se quiten la ropa para juzgar mejor su belleza divina. A la izquierda vemos a Paris vestido de pastor, contemplando la magnificencia de las diosas desnudas, detrás Mercurio sostiene el premio que obtendrá la ganadora, una manzana dorada.

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