Una carta de agradecimiento. A Johann Sebastian Bach. A
Beethoven, a Chopin, a Schubert, a Brahms, a Ravel, a Mozart, a
Rachmáninov, a Prokófiev, a Liszt, a Scriabin y a tantos otros
compositores clásicos. Al poder curativo de la música. “Si no hubiera conocido a Bach, yo estaría muerto”, asegura.
Despues de años de pleitos y mucho dinero en gastos, ha conseguido publicar
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