jueves, 20 de septiembre de 2018

Francesco Furini




(Florencia, 1603-1646). Pintor italiano. Perteneciente a una familia de artistas ligada a la corte ducal medicea, comenzó su formación con su padre Filippo, conocido como Pippo Sciamerone. Más tarde pasó por los talleres artísticos más importantes de la Florencia de su época, los de Cristofano Allori, Passignano y Bilivert. En 1619 se encontraba ya en Roma, según sus más cercanos biógrafos, confesando su intención de estudiar de cerca la Antigüedad y la obra de Rafael.

Allí se conoce su relación con Manfredi, artista muy ligado a los Médicis y que desarrolló una variedad del naturalismo caravaggiesco que obtuvo gran éxito. En la ciudad pontificia permaneció tres años, para retornar seguidamente a Florencia, trabajando al lado de Roselli en la ornamentación del Casino mediceo. 
Mayor empeño hubo de exhibir bastantes años más tarde al realizar los frescos del Palacio Pitti, que no completó hasta 1642. Pero fueron sus inter­pretaciones bíblicas y mitológicas, siempre pobladas por hermosas mujeres desnudas, las que le granjea­ron el éxito en el selecto ambiente florentino. 
Con una aplicación delicadísima del sfumato, construido a base de ligeras veladuras azuladas, su pintura se convirtió en una vibrante exploración del ideal del desnudo femenino. 
Con un colorido plagado de ecos venecianos, supo dar vida a unas figuras de extrema sensualidad y morbidez, elegantes y con un diseño -que adquiere especial importancia en Furini- directamente vinculado al manierismo en sus formas alargadas. La sensualidad explícita de sus obras no le impidieron hacerse sacerdote y convertirse en prior de San Ansano de Mugello en 1633.



Su única obra en el Prado, Lot embriagado por sus hijas, es uno de sus trabajos más valorados. Según Baldinucci fue pintada para el duque Fernando II -seguramente hacia 1634-, quien a su vez la regaló a Felipe IV en 1649 con motivo de su matrimonio con Mariana de Austria.
El mayordomo de la reina, el duque de Nájera, ya señaló entonces su sensualidad, lo que, junto a su temática, la convertía en un regalo nupcial con una doble intención. En 1701 se documentaba en el palacio del Buen Retiro, y en 1792 fue enviada a la Academia de San Fernando junto a otros desnudos, llegando finalmente al Museo en 1827.

Museo del Prado

No hay comentarios: