martes, 15 de febrero de 2011

John Constable



John Constable (East Bergholt, Suffolk, 11 de junio de 1776 — 31 de marzo de 1837) fue un pintor inglés de paisajes. La región de Suffolk fue el tema preferido de sus paisajes, hasta el punto de que el área del Valle de Dedham, en Suffolk, se conoce como el país de Constable. Su obra más famosa es El carro de heno.

Era el segundo hijo varón de Golding y Ann Constable. Golding era un rico molinero y un miembro muy relevante en su comunidad. John asistió a algunas clases, aunque básicamente fue autodidacto. La educación de su hermano mayor, dado que tenía cierta deficiencia mental, se centró en seguir los pasos del padre, y al terminar en el colegio comenzó a trabajar en el negocio familiar, del que se haría cargo finalmente el hermano pequeño.

En 1795, John Constable llegó a Londres para trabajar como dibujante topográfico. En 1797 traba amistad con la familia Fisheren, en cuya casa de Salisbury estará en varias ocasiones. El mayor de los Fisheren, obispo de Salisbury, con el tiempo le encargará una vista de la Catedral de Salisbury. En 1799, incitado por su primer mecenas, el duque de Dysart, convence a su padre para que le permita estudiar en la Academia Real de Londres.

Entre los autores que más le inspiraron durante este primer periodo, están Thomas Gainsborough, Joshua Reynolds, Claudio de Lorena, Peter Paul Rubens, Annibale Carracci y Jacob Ruysdael. En 1802, expone por primera vez en la Real Academia. A partir de entonces expondría con regularidad, progresando con cierta lentitud.

En el mismo año de su primera exposición en la Real Academia, rechazó ser profesor de dibujo en la universidad militar de Marlow, ya que había decidido hacerse pintor paisajista profesional. En estos primeros años, se dedica especialmente a trabajar con acuarela, tiza y lápiz, interesándose especialmente por el dibujo, plasmando senderos, cabañas y puentes de las cercanías de su entorno. Paulatinamente, su visión pintoresca de la naturaleza va dejando paso a una pintura más naturalista que se aleja de los estereotipos. Para entonces, ya tenía la práctica de pintar al aire libre. Aunque su padre le mantenía, para conseguir algo de dinero se dedicaba al retrato, a la copia de los clásicos y a la pintura religiosa.

En 1806 estuvo en el Lake District, lo que dio lugar a una serie de acuarelas en el estilo de Thomas Girtin. Conoció entonces al poeta Wordsworth.

Se lo considera como uno de los primeros en pintar paisajes al aire libre; decidió empezar a hacerlo en 1810. En 1819 viajó a Venecia y a Roma, ciudades en las que conocería los paisajes clasicistas de Claudio de Lorena y las recreaciones de Nicolas Poussin. En ese mismo año, fue nombrado miembro asociado de la Real Academia. A partir de esta época frecuentó Hampstead, donde, en los años 1821 y 1822, hizo una serie de estudios de nubes anotando la hora y la fecha exacta de la realización y, a menudo, incluso el tiempo que hacía.

Se enamoró de Maria Bicknell, una muchacha de la localidad con quien pudo casarse en 1816 tras cinco años de oposición por parte del padre de ella. Tuvieron siete hijos. Fue un matrimonio excepcionalmente feliz, oscurecido sólo por la precaria salud de la mujer. En un intento de mejorarla, acudieron a Brighton en 1824. Allí Constable estudió los cambios atmosféricos, lo que llamaba "el claroscuro de la naturaleza", es decir, la gradación de tonalidades de la luz natural.

Entre 1816 y 1825 produjo grandes obras maestras: La bahía de Weymouth, La inauguración del puente de Waterloo, Caballo blanco, La catedral de Salisbury y La carreta de heno. Esta última obra obtuvo la medalla de oro en el Salón de 1824, en París. La crítica lo acogió elogiosamente, considerándolo como un ejemplo de vanguardia en la representación naturalista del paisaje.

A partir de aquel momento, fue un gran impulsor de la técnica de dividir las pinceladas para expresar las variaciones de la luz. Influyendo de manera significativa en Delacroix, Géricault y los pintores de la Escuela de Barbizon, clave para el futuro nacimiento del impresionismo.

El artista, consagrado tardíamente en su propio país, finalmente fue elegido en 1829 miembro de la Academia Real. Sin embargo, ese es el mismo año en el que su esposa Maria murió de tuberculosis, lo que le sumió en una depresión; Constable nunca se recuperaría de esa desgracia. En 1833 comenzó a impartir en la Real Academia unas clases sobre la historia del paisaje que revelarían un profundo conocimiento de la obra de sus predecesores. Murió a la edad de 62 años.

Al principio de su carrera pintó retratos y algunos cuadros religiosos. Pero a partir de 1820 se dedicó casi exclusivamente a los paisajes. El tema de sus cuadros eran sus paisajes más familiares: Suffolk, Essex y Brighton. Se le considera el gran renovador del paisajismo inglés.

La visión de la naturaleza de su niñez había quedado grabada en su memoria con una luz tan brillante y con una definición tan nítida que se constituyó en su principal fuente de inspiración artística a lo largo de toda su vida. Sus paisajes son paisajes vividos y por tanto no podemos decir que sean neutros: es lo que le distingue de la pintura realista. Constable no busca el realismo exacto en la representación de las cosas, sino la capacidad que tienen las cosas para evocar ideas o emociones.

A partir de 1825, se produce un punto de inflexión en su obra y paulatinamente se va viendo en ella un naturalismo más sombrío y melancólico, de añoranza, donde los paisajes se cargan más de sentimiento. El naturalismo de sus primeros años da paso a un expresionismo y subjetividad mayores. Esto se verá aún más acusado tras la muerte se su mujer, María, en 1828.
Se preocupaba por el paisaje y, sobre todo, de los efectos ambientales de la luz sobre la naturaleza. Elige paisajes con nubes inestables, en los que el aspecto cambia de un momento a otro. Constable afirmó: «La forma de un objeto es indiferente; la luz, la sombra y la perspectiva siempre lo harán hermoso»

Su técnica resulta renovadora: pequeñas manchas y trazos superpuestos. Aplica una pasta espesa, a veces con espátula, lo que le aleja de la limpieza y luminosidad de otros artistas británicos de la época, cultivadores de la acuarela, técnica más de moda.

2 comentarios:

Enric Batiste dijo...

Pintura de los grandes escenarios...

Y un beso de paisajes de la luz

ines dijo...

Es muy bueno, si, pero a gran distancia de Turner.

Un biquiño de lluvia, tormentas y oleaje