miércoles, 7 de enero de 2015

MI RUTA NAVIDEÑA



Querida Cris,

Ya llegué hace unos días, pero el resfriado que me traje me impedía escribir.  No me acuerdo el día que salimos... mediados de diciembre? Arrancamos a las nueve de la mañana pero al llegar a Portugal el jefe se dio cuenta que le faltaba el portátil, así que volvimos a casa a recogerlo. Con todas esas vueltas, a las dos estabamos en Lisboa. Comimos allí y tengo que confesarte que hasta ese momento el viaje fue bastante bien, en la autopista no pone el "TONTO", pero a partir de allí si lo conectó y empezó la batalla, no conmigo, eh...con MARTA. 

Ya sabes que nuestro tonto es femenino. La pone para llevarle la contraria. El ruido de la radio y Marta diciendo "salga la primera a la derecha"...el señor a su bola y Marta..."reiniciando, tuerza ligeramente a la izquierda" y yo preguntandome ¿Que es eso de ligeramente? El jefe sonriendo "que no te hago caso"...y así hasta que nos encontramos en un pueblo del Alentejo, Un pueblecito pequeño de casas poco cuidadas y calles estrechas. Entorné los ojos para no ver claramente... tuerza, tuerza, tuerza y de repente nos paramos. Estabamos en un prado, rodeados de ovejas que pacían debajo de una torre de esas de comunicaciones. 


Anochecía, empezaban a asomar las estrellas cuando me pide opinión ¿Que te parece  si voy por aquí? "Mira Portugal es una tirita estrecha, lo único que nos puede pasar es que nos encontremos con el mar por un lado, o por el otro con España" Le contesté. Y seguimos por carreteras estrechas, sin rumbo fijo, hasta que llegamos a un pueblo con calles adornadas con campanillas y el campanario de la iglesia cubierto de estrellas. Paramos en la plaza para tomar algo en un bar y preguntar donde estabamos. En el medio de la plaza había un gran árbol de navidad, de esos de cucurucho como el de Vigo...que por cierto con este viaje me di cuenta que el que vendió estos arbolitos hizo las américas porque Portugal y España estaba este año lleno de cucuruchos. El bar tenía un gran letrero "Bar restaurante" En una pared habia tres relojes con la hora de París, Lisboa y Nueva York. El jefe entró con un mapa de carretera en la  mano ¿Donde estamos? Preguntó al dueño del bar.  TORRAO...ah ¿Puede señalarmelo en el mapa?

Coño, nos hemos ido para arriba! Me dice...y vuelta a deshacer lo andado...Quedida amiga, ya sé que dices que tengo mucha paciencia, pero a ver ¿Que puede pasar? ¿Aparcar el coche y dormir  en un prado con las vacas? Al fin llegamos a Faro, eran las once de la noche, buscamos un IBIS y a reparar los dispersos nervios, despues de escuchar "Ah FARO, es donde quería llegar".

Compré la lotería de navidad en  Huelva, pasé las fiestas con la familia en Marbella, visité Cádiz, que por cierto me encantó...y...


Las uvas las tomamos en MERIDA querida amiga. No me preguntes el porque, solo sé que hacía un frío de pelar y  en la plaza, en el ayuntamiento, por una ventanita, nos dieron un paquetito con las uvas y una botella de sidra


Al día siguiente, en el hotel no servían desayunos, el pueblo estaba totalmente dormido. Preguntamos si era posible visitar algo de la Merida romana y la respuesta era invitarnos a quedar más tiempo


¿Sin posibilidad de poder tomar ni un café?

El recuerdo final de más de tres mil kilometros son los ojos de un ciervo que atropellamos allá por los montes de zamora. El jefe dice que solo le dio un poco en una pata trasera...yo que sé, a mi se me quedó grabada aquella mirada.

2 comentarios:

manolo dijo...

¿De verdad no exageras?

ines dijo...

Releí la historia y compruebo que me quedo corta. Esto está muy light no hay hiperboles