Teo ya es mayor, o por lo menos el se siente así. Aprendió a poner en marcha la vieja gramola que tengo en el salón. Descubrió que había un manubrio dentro y una agujas gordas como puntas. Dio vueltas a la manivela y de aquel disco de pizarra, el único que tengo, empezaron a salir unos sonidos, me costó descubrir una especie de música arabe, o eso me pareció. Como si la música me arrastrara me puse delante de el y empecé a contonearme bailando la danza del vientre. Al niño se le puso cara de horror y vergüenza y se metió detrás de un sillón.
Pero ¿Que pasa por la mente de un niño? Seguro que piensa "Me parece un espectaculo horrible, pero si a ella le hace feliz..." Ahora cuando llega a casa va corriendo hacia el antiguo artilugio, da vueltas freneticamente al manubrio y cuando me ve dar gritos de felicidad se rie y se va a hacer sus cosas
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