Feliu Elias (Barcelona, 1878-1948)
Crítico e historiador del arte, pintor, caricaturista y escritor. Hacia 1899 asistía a la academia Hoyos de pintura; más tarde completó su formación en el Círculo Artístico de Sant Lluc y el Círculo Artístico de Barcelona. En 1910, huyendo de una condena de la ley de jurisdicciones, fue a París, donde estuvo dos años.
Fue profesor de historia del arte en la Escuela Superior de Artes y Oficios y en la Escuela Elemental del Trabajo. Más tarde fue profesor de la Escuela de Bibliotecarias. En 1922 fue a Portugal, y en 1923, a Holanda, lugares donde organizó exposiciones oficiales de arte catalán. Fugitivo de unas anunciadas represalias a los anarquistas, residió en París (1936-38), y volvió a ir en 1939 de donde ya no regresó. Dentro del campo del humor gráfico, fue el fundador de Papitu (1908), que dirigió hasta 1911. Reunió sus dibujos antialemanes, publicados durante la Primera Guerra Mundial en la revista Iberia de Barcelona, los cuales le valieron la gran cruz de la Legión de Honor francesa (1919) .
Estilísticamente, fue influido por los dibujantes del Simplicissimus, y se caracteriza por un trazo sintetista, duro y esquinado y una composición compleja y estructurada, a menudo con un gusto por lo grotesco y, especialmente al principio, teñido de un cierto aire decadentista. Como pintor fue miembro del grupo Las Artes y los Artistas, y se dio a conocer en 1910 al ganar una medalla de honor en la Exposición Internacional de Bellas Artes de Barcelona.
A pesar de que se lo consideró a menudo desfasado, su arte, fruto de su admiración por Vermeer y por Chardin, se inscribe de lleno en la línea neoobjectivista aparecida en Europa y en EEUU después de la primera ola vanguardista: la similitud de su pintura con la del alemán Hans Mertens -típico representante de la corriente Neue Sachlichkeit-, por ejemplo, es remarcable. Durante su última estancia en diversos lugares de Francia (1939-47) pintó numerosos paisajes, género que anteriormente casi nunca había cultivado. Buenas muestras de su obra, no muy numerosa, se conservan en el Museo de Arte Moderno de Barcelona. Publicó libros de historia del arte, algunos de los cuales, aunque metodológicamente acusan su formación autodidacta, han permanecido como clásicos (La escultura catalana moderna, 1926-28), y otros son aún monografías no superadas sobre Benet Mercadé (1921), Simón Gómez (1923), Enrique Monserdà (1927) y Francesc Soler Rovirosa (1931).
Publicó también La catedral de Barcelona (1926), El mueble de China (1927), Barcelona, guía práctica y artística de la ciudad (1929), El arte de la caricatura (1931), De la enseñanza de las bellas artes (su discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes de Sant Jordi, 1932), la vida de Damià Campeny (1938). Fundó la entidad Amigos del Arte Viejo e impulsó la restauración de Poblet (1928). Se opuso, siempre en nombre de la objetividad, al vanguardismo experimental (La moderna pintura francesa hasta el cubismo, 1917), actitud que dio origen a polémicas ruidosas con Sebastià Gasch y Josep Llorens y Artigas. Defendió su ideario desde Revista Nueva, Viejo y Nuevo, La Publicidad y Mirador y el sintetizó en el folleto Una nueva etapa de las artes (1932) -conferencia leída en una exposición de Pidelaserra-, donde se manifestó contrario al arte comprometido.