jueves, 30 de mayo de 2013

Karina, en Chanel nº 5

Reproduzco aqui, este artículo de FERNANDO FRANCO, publicado en FARO DE VIGO-dedicado a la ALCALDESA DEL ATLANTICO.

Pues si Fernando, una pena no haber escrito esas memorias, pero ya sabes...¡Cuantos personajes conocemos y nos acordamos de lo que pudimos haber hecho cuando ya no hay remedio! 


Se nos fue Karina Falagan, tras aguantar con esplendor ese mal que le corroía las entrañas. ¡Cuánta pena nos queda a muchos que conocimos su alegría, su generosidad encubierta, su inteligencia y su experiencia y a los que todo lo otro nos importa muy poco! Ya sabemos, ya, de sus cabreos con el mundo y los jerifaltes locales por culpa de su bar en la playa, sabemos de sus comportamientos irascibles, desmedidos... pero hubo otra Karina íntima y tranquila para los amigos y fue un gozo y un lujo haberla conocido. Hay una imagen de la Karina festeira y dicharachera, a veces exagerada, histriónica, empeñada en pelear contra todos los poderes, pero otros hemos conocido a la Karina interior, alegre, generosa, culta, afectuosa, de mucha memoria, que no precisaba actuar ni dar espectáculo, que no levantaba una palabra sobre otra y cuya compañía era un placer. La Karina con la que uno ha viajado, reído, preocupado, festejado y comido incontables veces, esa que nos traía de su tierra maragata, cada vez que viajaba a ella, delicias gastronómicas.
Muchos no saben de esa Karina maragata nacida en 1945 en Castrotierra de la Valduerna, la que se vino a Vigo de niña con sus padres Jesús y Caridad, la que estudió en las Teresianas, hizo COU y hasta empezó Derecho, la que mandó todo al cuerno y vivió en Londres, París, Kenia, Rabat, Barcelona... esa que en los 70 volvió a Vigo para montar el Lady Hamilton, luego el Jonathan como "alcaldesa del Atlántico"...
Hace solo dos días tuve tiempo de coger su mano en esa cama del Hospital de Fátima en el que yacía dolorida y sentir cómo la apretaba, quizás como un gesto de despedida desde ese mundo de las sombras anterior al tránsito o a ese fin de todo que es la muerte. Hace solo 15 o 20, recién ingresada, que por fin quedamos en escribir sus memorias para FARO. No lo decidimos a tiempo y el agravamiento de su enfermedad lo hizo imposible. ¡Cuánta memoria del último medio siglo de Vigo, digna de novela, insustituible, hemos perdido por no llevarlo a cabo! Un brutal desperdicio.
Cuando la operaron, se envolvió en Chanel nº5. Con esa Karina de humor terapéutico nos quedamos.

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