Uno de los pintores más admirados de los Países Bajos, pero mucho menos conocido, relativamente en la oscuridad, hasta finales del siglo XIX. Quizas la razón sea que dejó poca obra, principalmente para unos pocos mecenas en Delft. De todos modos fue un artista muy respetado, miembro del gremio de los pintores de Delft.
Parece ser que Vermeer es esencialmente autodidacta, probablemente las deudas que su padre dejó al morir no le permitió prepararse con ningún pintor importante. En 1653 se casó con la hija de una divorciada católica rica, el se convirtio a su religión y se mudó a su casa en el centro de Delft. Durante la mayor parte de su corta vida, murió a los 43 años, dejando esposa y once niños, sus cuadros alcanzaron precios muy altos y pudo mantener a su numerosa familia, pero la penuria económica que asolaba Holanda a principios de la década de 1670 hicieron que sus últimos años de vida fueran muy tristes.
En sus mejores obras, la mayoría de mujeres, con expresiones que sugieren un estudio detallado, se nota la simpatia que sentía por Gerard ter Borch el joven, cuya obra conocía. A menudo sugiere algún tipo de conexión entre la figura del cuadro y el espectador, dandole sutilmente a éste un papel de voyeur
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