Federico Cervelli. Euridice y Orfeo
Orfeo, un joven que vivía en Grecia, solía cantar en los bosques acompañado de su lira. Su voz era tan hermosa que las fieras se acercaban para lamerle los pies. Un día que estaba entonando sus cantos, descubrió, escondida entra las ramas de los árboles, una hermosa joven ninfa. Orfeo se acercó a ella y enamorado a primera vista, compuso para ella la más bella canción de amor que se había hecho hasta ese momento.
A los pocos días se celebraba la boda entre Orfeo y Euridice, pero la felicidad duró solo unos días. Una mañana en que Eurídice paseaba por el campo, una serpiente mordió su talón.
Murió a los pocos días y Orfeo, desesperado, baja al Hades, la tierra de los muertos, y pide a Caronte que lo lleve con su barca a la otra orilla de la laguna Estigia, cuyas aguas separan el reino de la luz del reino de las tinieblas. Caronte se negó pero Orfeo entonó un canto tan triste y ten melodioso que lo conmovió, así que Orfeo consiguió cruzar las aguas que ningún ser vivo puede cruzar. Una vez que llegó al otro lado, suplicó al señor de las tinieblas que resucitara a Euridice.
Plutón se conmovió al escuchar sus palabras y le promete que Eurídice le seguirá hasta que abandone el reino de las tinieblas pero que no podrá mirarla hasta que abandonen la laguna de Estigia
Avanza Orfeo a través de los sombríos senderos, en sus oídos, el más leve ruído delata la proximidad de su amada. Por fin llega a la orilla y allí estaba Caronte esperandolo con su barca, Orfeo lleno de impaciencia gira su cabeza y en ese momento ve como su amada Euridice se convierte en una columna de humo.
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