El barco de Ulises navegaba ahora sobre un mar apacible. Llegaron a Eolia, la isla donde vivía Eolo, dios de los vientos. Fueron muy bien recibidos, Eolo conoce al rey de Itaca y Ulises al fin pudo descansar. Despues de un mes, Ulises pidió a Eolo que le ayudara a volver a Itaca. El último día Eolo le hace un gran regalo, un odre que contiene todos los vientos. "Ahora puedes volver a tu patria, pero evita abrir el odre"- le dice
Las naves navegaban ahora día y noche, impulsadas por los vientos favorables que enviaba el Dios Eolo. Ulises muy contento, feliz por poder volver a casa, se queda dormido y sus hombres, curiosos, pensando que en el odre hay un tesoro, lo abren. Una fuerte tormenta llevó los barcos, otra vez, a la isla de Eolia
Desesperado Ulises, desembarca para pedirle, otra vez, ayuda a Eolo. Eolo al verlo le grita " Estas maldito, proscrito por los dioses del Olimpo"
"¡Vete de aquí! ¡Abandona nuestra isla al instante,
pues eres el más despreciable de entre todos los hombres vivientes!
No puedo recibir o ayudar en su partida
a alguien que es odiado por los dioses benditos,
y tú eres odiado por los dioses. ¡Fuera!".
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