A LA COMUNIDAD AUTÓNOMA EXTREMEÑA: LA REHABILITACIÓN DEL CASTILLO DE MIRAMONTES EN AZUAGA (BADAJOZ)
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La fortaleza de Azuaga fue construida por los musulmanes sobre restos de origen romano, y su situación elevada y rocosa le otorgó posteriormente el nombre de Miramontes. La multitud de restos y fragmentos obtenidos en sus inmediaciones han sido piezas determinantes a la hora de desvelar sus secretos, aunque otras fuentes escritas también dan constancia de la valía que tuvo este enclave. Actualmente sólo se conservan dos cubos, unas saeteras, restos de los muros de contención, y los cimientos de alguna dependencia interior.
El castillo de Miramontes se alza sobre una elevación rocosa en la localidad de Azuaga, provincia de Badajoz.
La zona fue poblada ya desde muy antiguo, como lo atestiguan construcciones prehistóricas de carácter megalítico funerario como los dólmenes y mehires encontrados en las proximidades de la aldea de Cardenchosa. Del tercer milenio a.C. se poseen algunos restos de cerámica como platos de borde engrosado o también algunos ejemplos de microlitos que se unen culturalmente a toda una serie de yacimientos encontrados en el término municipal de la localidad. De la Edad de los Metales (2000 a.C) se conservan restos de ajuares actualmente depositados en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz. Y ya del período del bronce final se conservan restos como un torque de oro que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional.
La presencia romana en Azuaga está documentada desde los primeros momentos de su entrada en la Península Ibérica. Con la romanización, el desarrollo y expansión de la población se debió producir a partir del siglo I, siendo en la década de los años 70 d.C. cuando a la localidad se le concedería el título de municipio, es decir, ciudad cuyos habitantes solían gozar del derecho de ciudadanía romana.
La inestabilidad económico militar del Imperio Romano y su consiguiente depresión cristalizó en el siglo V con las invasiones bárbaras y la llegada de los visigodos. Pero fue en la posterior etapa islámica cuando aparece el antecedente más próximo a la que sería la denominación de Azuaga, designación que viene ligada al nombre de la tribu bereber de los Zuwaga, que procedentes del norte de África se asentaron en buena parte de la península Ibérica.
La fortaleza de Azuaga fue construida por los musulmanes sobre restos de origen romano, y su situación elevada y rocosa le otorgó posteriormente el nombre de Miramontes. La multitud de restos y fragmentos obtenidos en sus inmediaciones han sido piezas determinantes a la hora de desvelar sus secretos, aunque otras fuentes escritas también dan constancia de la valía que tuvo este enclave.
A mediados del siglo XII el geógrafo Al-Idrisi confeccionó un itinerario de Córdoba a Badajoz, incluyendo el castillo Miramontes de Azuaga como una zona segura dentro de ese recorrido. Por otro lado, el primer documento sobre la fortaleza data del año 1331 y hace referencia a la obligación que tenía el comendador de mantenerlo en buen estado.
Azuaga fue reconquistada a los musulmanes por el maestre de la Orden de Santiago, Pelay Pérez Correa, quien la incorporó al reino de Castilla-León en el año 1236, reinando Fernando III el Santo. El castillo pasó entonces a convertirse en casa de la Encomienda de la Orden de Santiago, pero algunas décadas después el castillo fue abandonado y la casa de la Encomienda trasladada a otro edificio más cómodo y habitable.
Desde el año 1400 no se había practicado ninguna reparación en los muros de la fortaleza, y en el año 1494 estos se encontraban en tan malas condiciones (...todas las tapias comidas del ostigo del agua...), que se ordenó al comendador de Azuaga, don Luis Portocarrero, reparar todo el castillo, acometiéndose a partir de entonces obras de mantenimiento en los muros y de reestructuración en los interiores.
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