lunes, 26 de diciembre de 2016

GALA Y SALVADOR DALÍ




«Me importa poco si Dalí me ama o no. Personalmente yo no amo a nadie»
Dalí desnudo, en contemplación ante cinco cuerpos regulares metamorfoseados en corpúsculos en los que aparece repentinamente la Leda de Leonardo cromosomatizada por el rostro  de Gala, 1954


En 1958, en Sant Martí Vell, Girona, se casaban Salvador Dalí y Gala. Se habían conocido en la Costa Brava en 1929 y se volvieron a encontrar en 1934 en París.


Helena Diakonova, Gala,  había nacido en Kazan, Rusia. Conoció a Paul Ëluard, el poeta, en una clínica para tuberculosos, en los Alpes Suizos y un año más tarde, en 1917, se casaron.

Gala  fue amante de Max Ernst compartiendo casa todavía con Eluard, las voces de la época calificaron la situación como Ménage à trois

 Cuando en 1929, Gala, junto a su marido, Magritte y Buñuel visitaron Cadaqués y Figueres, Gala ya supo que un día Dali sería suyo.

 Cinco años despues se unieron y se instalaron en el  estudio del pintor cerca del parque de Montsouris en París.  Dalí hacia su carrera por los antros de Montparnasse, siempre, permanentemente con la mirada fija en su musa, Gala y ella, allí con él y tantos otros. Gala, diez años mayor que él, de una educación esmerada y parece ser que de gran talento sexual, ejercía sobre Dalí una gran fascinación.

Dalí y García Lorca

 Se conocieron en 1922 en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Uno 24 años, 18 el otro. Lorca se enamoró perdidamente de Dalí pero este nunca aceptó su homosexualidad, quizas por miedo a un padre severo o por complejo. Se distanciaron en  1928


…Canto tu corazón astronómico y tierno,
de baraja francesa y sin ninguna herida.

Canto el ansia de estatua que persigues sin tregua
el miedo a la emoción que te aguarda en la calle.
Canto la sirenita de la mar que te canta
montada en bicicleta de corales y conchas. 
Pero ante todo canto un común pensamiento
que nos une en las horas oscuras y doradas.


No es el Arte la luz que nos ciega los ojos.

Es primero el amor, la amistad o la esgrima…


Fragmento de Oda a Salvador Dalí de F.G.Lorca (1926)



 “Tú eres una borrasca cristiana y necesitas de mi paganismo (...) yo iré a buscarte para hacerte una cura de mar. Será invierno y encenderemos lumbre. Las pobres bestias estarán ateridas. Tú te acordarás que eres inventor de cosas maravillosas y viviremos juntos con una máquina de retratar (…)”. Así de apasionado escribe Salvador Dalí en el verano de 1928 a su íntimo amigo Federico García Lorca.



Gala y Dalí comenzaron a viajar a Nueva York. Abandonaron un Continente sombrío, la guerra de España, la depresión por la muerte de García Lorca. Ocho años en Estados Unidos y vuelta a la España franquista. Se instalaron en Port Lligat, en una pequeña casa que transformaron en villa

A Dalí le atraía algo más que el físico de Gala, era su alter ego, parte de si mismo,  En una entrevista declaró el paralelismo entre Gala y la Beatriz de Dante- “Me trajo el raro libro de magia que debía nutrir mi magia, el documento histórico que probaba irrefutablemente mi tesis cuando estaba en proceso de elaboración, la imagen paranoica que mi subconsciente deseaba, la fotografía de una pintura desconocida destinada a revelar un nuevo enigma estético”.



Dali le compró un castillo, el de Púbol, en la planicie del Bajo Ampurdan y alli descansa ella desde 1982. Su muerte provocó al artista una gran depresión, no quería beber ni comer y casi muere en un incendio. Al final de sus días el pidió ser enterrado en el Museo de Figueres.



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